Capítulo 29.

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- ¿Qué vas a llevar puesto para la fiesta? - dijo James con una sonrisa que me encantaba.

- Un vestido, pero no se cual, iré a buscarlo el sábado con mi madre, si ella quiere- dije mientras arreglaba mi habitación.

- Seguro que si, en algún momento os debéis llevar bien - se quedó viéndome durante varios minutos - Te extraño, extraño molestarte y abrazarte - no pude evitar sonreír, lo quería demasiado.

- En unos días nos vemos, además, solo han pasado tres días desde que no nos vemos, no seas exagerado. ¿Qué harás en las vacaciones de verano? Serán tres meses sin vernos, casi.

- Tres larguísimos días, tu no me extrañas porque tienes a Andrew - me rei.

Cuando le dije a Andrew que por fin admiti que James me gustaba me abrazo y se puso a dar saltitos diciendo que ya me había vuelto una mujercita. No espero ni 5 minutos para llamar a Matthew y contárselo, a los 20 minutos Matty estaba en mi casa, supuestamente eso se merecía una fiesta con canciones de One Direction, ya que eran mi favoritas, estuvieron casi toda la noche molestandome con James y discutiendo por quien sería el padrino de la boda. Y eso aplazó mi regreso a casa un día.

- Tampoco lo he visto desde que llegué aquí. Seguramente este en la casa de su abuela, suelen pasar la Navidad ahí.

- Y respondiendo a tu pregunta había pensado que tal vez podías venir con mi familia a pasar las vacaciones de verano, por lo menos una semana, y cuando digo familia me refiero a mi hermosa madre.

- ¿Enserio? ¿Crees que le caeré bien a tu mamá? ¿Y si me odia? O algo peor - dije nerviosa, una cosa es salir con James y otra es conocer a su familia, o más bien a su mamá.

- Preciosa, eres un encanto de chica, dudo que te odie. Si la mamá de Matty te ama la mía también, son bastante parecidas.

- Esta bien, confiare en ti. Lo hablaré con mis padres, aunque seguro dicen que si - sonreí mientras metía unas camisas en el cajón.

- ¿Hoy que harás? - me pregunto.

- Los papas de Matthew me invitaron a su cena de Navidad, así que si necesitas algo ahí estaré. No creo que suceda nada raro, o eso espero, ya sabes después de todo lo que sucedió. Lo importante es que hemos vuelto a ser amigos.

- Me alegra que volváis a ser amigos, él te aprecia mucho, pero no más que yo - ambos reímos - tengo que irme, mi mama me llama, luego te escribo, ¿vale?

Solo asentí y él colgó la llamada. Para Navidad decidí regresar a casa, ya que Andrew también lo haría y yo estaría sola en el departamento, aunque mis padres no celebran la Navidad, nunca les llamó la atención. Los papas de Matty habían regresado a la ciudad así que él volvía a estar en el balcón del frente.

Sonreí por los hermosos recuerdos que tenía con él, no me puedo creer que me soportará durante toda la cuarentena y sus papás tampoco, pasaba casi todo el día en su casa.

Cuando estaba terminando de arreglar mi habitación escuche un golpe en la ventana, suspiré con tristeza, sabía lo que era. Lentamente abrí la ventana y me asome, ahí estaba él.

- Hola - dijo.

- Hola, ¿estas bien?

- ¿Me lo puedes pasar? - dijo señalando el mismo peluche de conejo que la primera vez que nos vimos.

-Oh, si. Pero si cae a la calle no es mi culpa, no tengo buena puntería - sonreí recordando que esa fue mi contestación.

- Nayara, ¿verdad?

- Si, y tu eres Matthew, ¿no? Y dime, ¿llevas mucho tiempo aquí? - enserio estábamos recreando nuestra primera conversación - digo, porque llevo tres años aquí, bueno casi cuatro, y esa ventana nunca se ha abierto, es más, nunca se había prendido una luz.

Amor de cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora