Capítulo 7.

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Son las 7, me levante a las 7 de la mañana, iba a preparar brownies para el cumpleaños de Matty.

"Luego dices que no te gusta, eh"

Amigo, lo hago porque es mi amigo. Apague la alarma y me levante, fui a la cocina y saque lo necesario para prepararlos.

200 gramos de chocolate negro.
110 gramos de mantequilla.
4 huevos.
120 gramos de azúcar.
1 cucharada de esencia de vainilla.
85 gramos de harina.
Bicarbonato.
Nueces.
Pepitas de chocolate.

Lo tenía todo en la encimera, saqué los utensilios que iba a utilizar y empecé a seguir la receta.

...............

Eran las ocho y media, ya había terminado de hacer los brownies. A ver, el aspecto estaba bien, se veía rico, ya que sepa rico no lo se.

"Por tu bien y para impresionar a Matty, deben estar deliciosos"

Es verdad, debía sorprenderlo. Fui a mi cuarto y cogí una hoja de papel y un bolígrafo y comencé a escribirle una carta.

...............

Las nueve y media, ¿estará Matty despierto? Metí los brownies en una pequeña caja decorada, le puse un lazo y encima puse la carta. Se la dejaría en la puerta de su casa, si tengo suerte el timbre me lo cogerá su mamá o su papá.

Me puse una chaqueta, ya que hacía un poco de fresco, y bajé. Salí de mi edificio y comencé a caminar al edificio de enfrente, justo salía un señor con su perro.

- Espere, no cierre, por favor - le suplique al amable señor que solo asintió y sonrió - gracias.

- Tranquila.

Me dirigí al ascensor, su piso era el cuarto.

Ahí estaba su puerta, había algunos zapatos, supongo que son de sus padres. Deje la pequeña caja con cuidado y sin hacer ruido, pero al parecer el destino no estaba a mi favor. La puerta se abrió de golpe y un perro apareció enfrente mío moviendo su cola.

- ¿Qué haces aquí? - dijo un chico, muy parecido a Matty, supuse que era su hermano.

- Emm, venía a dejarle esto a Matty, pero no quería molestar - dije nerviosa, muy nerviosa.

- Oh, ya se quién eres, eres la vecina de enfrente. El idiota de mi hermano habla mucho de ti - me sonrió - Pasa mujer, no pasa nada, Matty sigue dormido, pero puedes dejar eso en la cocina, yo iré a pasear al perro - dijo mientras me empujaba y gritaba - ¡Mamá tenemos visita! – grito – Tu siéntete como en casa, seguro le caes bien a mi madre – el perro no paraba de tirar de él – Bueno, yo vengo ahora, adiós – salió de la casa dejándome parada en el recibidor.

- Hola, cariño - dijo una señora, muy linda, no sabía dónde meterme de la vergüenza – Ven, pasa.

El plan era: dejar los brownies en la puerta e irme a mi casa. No pasar a la casa de Matthew y ponerme a conversar con su familia.

- Emm, hola, me llamo Nayara - le dije, mientras jugaba con la punta de la blusa de mi pijama – Vivo en el edificio del frente.

"Yo te dije que te pusieras ropa de vestir, pero no, la niña pensaba que nadie la vería"

- Hola, me llamo Isabel, encantada - me sonrió - ¿Necesitas algo?

- ¿Qué? - por un momento se me olvidó que hacía ahí - Oh, si, quería dejarle esto a Matty - dije mostrando la caja - Pero antes de dárselo déjeme desinfectarlo - saqué un pequeño desinfectante que tenía en el bolsillo de mi pantalón y empecé a desinfectar la pequeña caja.

Amor de cuarentenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora