“Durante noches largas me contaste tu pasado.
Aquí tienes el mío.
No te vayas.”
(...)
Erick movió sus pies de delante a atrás, sentado en el borde de la piscina.Llevaba un bañador negro y su torso picaba por culpa de las gotas que resbalaban por su piel. Tenía el cabello imposiblemente más revuelto y estaba cansado. Sí, era un buen resumen.
Richard saltó a su lado, provocando que una ola asesina le golpeara el cuerpo con violencia.
Erick gruñó.
—¡Richard! Tenías que saltar, ¿verdad? Tenías que hacerlo justo aquí.
El moreno soltó una carcajada y se acercó hasta él con una sonrisa maliciosa.
No le dio tiempo a preguntar qué demonios estaba haciendo porque, cuando se quiso dar cuenta, Richard lo había agarrado con fuerza y ahora lo estaba hundiendo bajo el agua.
Ese día hacía más calor del normal. Era pegajoso y denso, tan denso… Todos estaban o desparramados frente a los ventiladores, o turnándose para saltar y molestarlo a él. Y, no; no era agradable haberse convertido en la broma del día.
Cuando salió del agua comenzó a toser. Escuchó la risa de Zabdiel, junto a un quejido de Chris.
—Ten cuidado, Rich— pidió el de fanales avellana—. Matarás a mi pollito antes de que crezca…
Richard lo abrazó contra él y dejó un beso en su sien. Erick lo empujó con fuerza y nadó hasta el borde, en donde dio un salto y se sentó de vuelta.
—Os odio— murmuró mientras se quitaba el agua de la cara—. Os odio a todos…
En ese segundo, Louis salió de la casa, vestido con un bañador y luciendo un dramático chupetón en el cuello. Alzaba el teléfono en alto y tenía esa expresión victoriosa que Erick ya había aprendido a controlar.
Tras él seguía Harry, que se hacía un moño en ese segundo. Su bañador era morado y contrastaba con su piel pálida y tersa.
En efecto, no tardó en escuchar la voz de Louis.
—Lo tengo— anunció casi chillando—. Lo conseguí, amigos.
—¿El qué?— le preguntó Richard, moviendo los brazos dentro de la piscina.
—Hablé con el señor del bar. Dijo que nos podrá reservar unas entradas en la zona vip de su discoteca mañana mismo.
Zabdiel y Chris comenzaron a gritar y se abalanzaron sobre Louis, llenándolo de besos y felicitaciones. La risa de los tres sonó escandalosa y como una melodía, que bien taladraba la mente de Erick en ese segundo.
A él no le apetecía salir. Tenía mejores planes por las noches.
Una vez que lo soltaron, Harry rodeó la cintura de Louis y apoyó la cabeza en su hombro. Lo miró de esa manera, de la forma en la que se miran los enamorados cuando piensan que están solos.
—Cuéntales la otra noticia, Lou…
—¿Vais a ser padres?
—¡Oh, Chris!— se quejó él, dejándose caer hacia atrás.
Sus amigos estallaron en carcajadas puras y ruidosas. ¿Por qué los vecinos no los habían echado ya? ¿Tenían vecinos? Erick tenía que preguntarle a Christopher si las casas de los alrededores estaban ocupadas o no.
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Un reflejo del amanecer || Joerick
FanfictionErick acude a la mejor universidad de Portland en su último año estudiando periodismo. Allí descubre que Christopher Vélez tiene sonrisas eternas y es hijo de un cazatalentos mundialmente conocido, que Richard Camacho posee una inocencia desmedida y...