1. Nuevas situaciones

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Su corazón galopaba a cien por hora mientras miraba el anillo que brillaba en su dedo. La mujer que tiempo atrás le había destrozado el alma ahora era todo lo que ella deseaba. Había sido duro y posiblemente lo sería más; sin embargo, la idea de ser su mujer la encandilaba y a la vez la aterraba.

Calliope Torres, la pequeña niña taciturna de la que tanto se había reído, había devorado su vida y su moral. ¿Cómo negarse a aquello? ¿Acaso se imaginaba una vida como la que antes tenía después de todo lo que había pasado? ¿Con otra persona? ¿Una vida normal? Cómo explicarlo al mundo, cómo decirles que pasaba entre aquellas paredes y que lo entendieran, cómo expresar que todo lo que ellas hacían era algo que aunque a veces dolía hasta límites insondables deseaban con toda el alma. Imposible.

Y ella... ¡A veces se sentía tan poco a su lado! Su rostro siempre digno, su altura alta y su elegancia. Sus modales y su seguridad, siempre metódica y correcta rozando una perfección que secretamente ocultaba un alma atormentada por su amor. Pensó en su familia, su madre y su padre, si algún día supieran la verdad se morirían del disgusto pero... ¿por qué? Porque no era lo correcto, no al menos en el mundo real, ese en el que las personas viven una vida monocromática y forman familias estructuradas y simples hasta que la vejez les lleva al otro mundo sin saber sin embargo que siempre puede haber algo más...

Bajó las escaleras de dos en dos buscando a Mark, estaba ansiosa por enseñarle la preciosa y enorme joya que Callie le había regalado, cuando algo la dejó estática. Calliope hablaba con Alexandra en el jardín, esta la abrazaba con fuerza y metía su cabeza entre su cara y su cuello. No, se han criado juntas, dijo su cabeza, pero el corazón se le aceleró más si cabe ante la escena. Las últimas escaleras las bajó más despacio, Lexi lloriqueaba como una niña mientras C la volvía a abrazar y la mecía entre sus brazos.
Se acercó a la ventana más próxima y afinó el oído; estaba ligeramente abierta y podía escuchar con dificultad sus palabras.

—No seas tonta, nada va a cambiar —dijo—. Te quiero mucho, chiquitina.

—Yo también te quiero, Callie —sollozó.

Arizona abrió los ojos como platos cuando la vio besarla con efusividad en la boca. Sí, en Quimera todo era normal pero ella no estaba acostumbrada a ver a Callie de aquella forma. Apretó las mandíbulas con fuerza y cuando la vio
dirigirse hacia la puerta, salió disparada escaleras arriba para que no la viera. Al llegar a la habitación se quedó pensativa. Lo cierto es que Callie siempre le había sido fiel, mientras la cedía y le hacía disfrutar jamás le vio con otra y sabía que no eran justos sus celos pero no podía remediar sentirse mal. Calliope entró a los pocos segundos en la habitación y la miró con gesto ceñudo.

—Te conozco muy bien para saber que algo te pasa.

—Te acabo de ver con Alexandra—musitó mirando su anillo—. Pasé por el salón y las oí.

—No está bien escuchar detrás de las ventanas, Arizona.

Se acercó a ella y meneó la cabeza negativamente.

—Creo que sigo sin conocerte...

—Está bien, Az... Ven aquí. Es increíble, acabo de pedirle que se case
conmigo y tengo mi primera escena de celos —hizo una mueca y la volvió a mirar fijamente —Mi padre murió cuando yo tenía ocho años, eso lo sabes, te lo conté hace mucho tiempo. Mi única familia directa era él, mi madre y mi abuela materna, mi padre era huérfano, creció en el orfanato. Que conociera a Antón no fue casualidad, él me estaba buscando realmente... Mi padre y él se criaron juntos desde niños y cuando murió mi madre estaba embarazada de una niña. Mi madre no podía sacarnos a los dos adelante y Antón le ofreció la posibilidad de hacerse cargo de mí, quería una hija y no podía tener hijos con su mujer pero mi madre no podía desprenderse de mí, me quería demasiado y yo ya era una niña... Le entregó a mi hermana y pactaron no verse más para que ella no se enterara y sufriera. Eso consumió a mi madre año tras año y yo me sentí culpable de todo ello durante mucho tiempo. Intenté buscarla al menos para saber si estaba bien, cuando conseguí todo lo que tengo y cuando Antón me encontró, sabes la historia ya y las condiciones por las que pasaba de descontrol y cuando la vi por primera vez al entrar en Quimera no fui capaz de decirle la verdad. No era justo ella era feliz, lo tenía todo. No podía hacerle eso al hombre que se había desvivido por ella toda su vida. Pero Lexi era caprichosa, provocadora y tremendamente alocada. Y yo pasaba largas temporadas en Quimera.

~La iniciación~ (Calzona +21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora