21. Vuelta a Quimera

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Cuando Mark bajó del coche la pequeña Carina ya estaba en la puerta de Quimera dando pequeños brincos de los nervios. Una faldita de tablas y una camiseta de algodón y lo peor de todo, dos coletas. Mark no pudo contener aquel espasmo en la entrepierna cuando la vio, saltó a sus brazos enroscando las delgadas piernas en su cintura y comenzó a besuquearlo por toda la cara. Jackson salió bastante más animado de lo que creían.

—¿Todo bien por tu casa? —le preguntó Callie.

—Digamos que por lo menos he hablado con mi padre —contestó.

—¡Mark! ¡Mi Mark! ¡Qué ganas tenía de verte! ¡Dime que no vendrá Eliza!
¡Dímelo! —gimoteó ansiosa.

—No puedo con esta niña... No, Cari... Hoy no vendrá...

—¡Dormiré contigo! ¡Qué alegría verte!

—Carina... —su hermano le lanzó una mirada de desesperación y besó a
Arizona —. Felicidades a las dos, Alex se subía por las paredes pero creo que lo lleva mejor después de saber que volverán a celebrarlo en Quimera. Arizona Torres... ¡Guau! —exclamó abrazándola.

—¡Oh, vamos! —dijo Arizona —. No seas picotero...

Lexi salió a la puerta y saltó sobre Callie emocionada, besó a Arizona y pasaron dentro, todo estaba preparado para comer ya. Antón pasó mucho tiempo hablando con Callie, Reed y April no se despegaban de Arizona y Leah que llegó a última apenas la dejaba respirar de la emoción. Varios reproches sarcásticos de Alex y poco más, estaba demasiado preocupado por la vuelta de Atticus como para pensar en provocaciones en aquel momento aunque hizo lo posible para disimular lo que sabía ante Lexi, que no dejaba de lloriquear emocionada abrazando a su padre mientras por fin todos tomaban posición en la mesa.

—Debo buscar un momento para hablar con mi hija si viene Atticus —le dijo Antón a Calliope.

—Desde mi punto de vista, si la pones en guardia, quizá sea peor que asimilarlo sobre la marcha... Lexi es muy impulsiva.

El anciano se quedó pensativo y afirmó con la cabeza.

—Tienes razón, que sea lo que Dios quiera...

—Señora Torres, señora Torres —Alex en el otro extremo de la mesa se
peleaba con el segundo plato sin mirarla—. Páseme la sal, señora Torres... — levantó el tenedor, hinchó el pecho y entrecerró los ojos levemente—. Torresita ... —Soltó una carcajada—. ¡Oh tower, viniste a mi mundo volando pero te corté las alas, mi prenda!

La tarde avanzaba calurosa, la mayoría de las mujeres decidieron salir a dar una vuelta por el pueblo a excepción de Arizona que estaba agotada por el viaje y Carina que no quería separase de Mark.

—¿Me has echado de menos? —la pequeña sonreía mientras se colgaba de su cuello en el sofá—. ¡Dime!

—Mucho —frunció el ceño y miró sus coletas—. Si te pones esos moños parece que tienes quince años, Cari...
Sonrió con picardía y le besó en la mejilla.

—Por eso lo hago, sé que te gusta.

—No digo que no, pero si salgo contigo así a la calle me van a detener si no
enseñas el carné...

—Vamos arriba, quiero enseñarte todo lo que he comprado con Lexi
mientras estabas fuera —tiró de su mano y lo arrastró por el salón hasta llegar a las escaleras principales—. Vamos, corre.

Entró corriendo en su habitación y sacó de los armarios varias perchas con vestidos de colores. Mark se mantenía de pie mirando por la ventana, Carina se quitó la ropa repentinamente y su diminuto cuerpo emergió como un rayo frente a él.

~La iniciación~ (Calzona +21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora