~La iniciación~ (Calzona +21)

24. Su.

Llamó a la puerta muy tarde. Mark asomó la cabeza y quedó sorprendido.

—Necesito ver a Callie —musitó.

—¡Lexi! —abrió la puerta rápidamente.
Hacía mucho frío y comenzaba a
lloviznar—. Por Dios, ¿qué haces aquí?

—He venido en taxi. ¿Atticus?

—No lo sé, debió liarse en su casa con las obras o colocando cosas, aún no ha
vuelto.

—¿Qué pasa?

Callie bajó las escaleras y se sorprendió al verla en el salón. Tenía un gesto de agotamiento poco habitual en ella, el pelo revuelto y mojado por la lluvia y un aire algo salvaje y desaliñado.

—Tengo que hablar contigo —comenzó a llorar desconsoladamente—, un momento solo —sollozó.

La abrazó y la meció suavemente.

—Pequeña, será mejor que te des un baño y te quedes aquí esta noche.

Arizona también bajo al salón y se sorprendió al verla en casa. Puso gesto de extrañeza, miró a su hermano y este se encogió de hombros. Lexi no dejaba de llorar aferrada a Callie, la imagen era bastante sorprendente, nunca había demostrado un talante excesivamente cariñoso con ella y en ese momento era todo lo contrario. Miró a Arizona y luego a Mark algo confundida y se sentó con su hermana en el sofá.

—Voy a prepararte algo de comer, Lex —dijo Arizona—, y a buscarte algo de ropa, esta que traes está empapada.

—Voy contigo —dijo Mark con prudencia.

La cogió por la cara y se la llevó a su pecho.

—¿Qué pasa, Lexi?

—Estoy hecha un lío, Call —susurró—. ¡Un lío! Me duele la cabeza, se
me cae la finca encima allí con mi padre, enloquecido con tu boda y me siento sola y desorientada más que nunca —comenzó a llorar de nuevo.

—Bueno, pues te vienes a casa, o a la de Alex o a la de Addison. ¿Qué problema hay? También está Jackson.

—Siempre de acogida —gimoteó haciendo un puchero—, como la hermana idiota de todos.

Callie soltó una carcajada.

—¡Oh, vamos, nena! —la zarandeó—. No digas tonterías.

—Vas a ser una novia muy guapa y elegante y yo estaré ¡horrible!

Volvió a reírse y la apretó contra su pecho con más fuerza.

—Tu problema es Atticus. ¿Me equivoco?

—No dejo de darle vueltas al asunto Callie, su vuelta me desconcierta, creí
que la razón sería tu boda, tus favores o incluso Arizona pero ahora no tengo nada claro —se limpió la nariz con la mano y metió la cabeza por su cuello—. Sus ademanes, su dulzura otra vez. Me hizo mucho daño. ¡Y lo había olvidado por completo! Y ahora... —cerró el puño con crispación— vuelve y me recuerda todo de nuevo y no sé qué hacer, ni qué decir...

—Calma, Lex.

—¿Sabes que comimos juntos hoy?

—No sabía nada, no.

—Dejé que me explicara, quería abofetearle la cara cuando escuchara sus tonterías. Estaba segura de que serían verdaderas tonterías pero luego me contó su historia. ¡Maldita sea! No sé qué pensar.

—Que todos tenemos un poco de culpa en lo que paso, Lexi —musitó— y que ahora debes dejar que pase el tiempo, dale un voto de confianza y deja que las cosas sigan su curso.