Le había dicho que se bañara y le esperará en el suelo de la habitación. Eran las doce de la noche y estaba agotada, la cena le había dado mucho trabajo, sobre todo por la necesidad de complacerle y que quedara satisfecha con el menú.Había fregado los platos, recogido todo y cuando el agua caliente cayó por su piel creyó morir de placer por momentos. Ahora estaba de nuevo de rodillas en un lateral de la cama, se apoyaba sobre sus talones y permanecía con las manos en las piernas a esperas de que ella entrara. Cuando oyó sus pasos el corazón se le aceleró. ¿Por qué la veía tan arrebatadora? ¿Acaso las horas observándola le hacían contemplar detalles que hasta ahora no se había percatado? Estaba de pie con un fino pantalón de pijama de seda negro y en la parte superior lencería negra que le hacía ver extremadamente sexy. Arizona quedó sin aire al verla Llevaba unas llaves en las manos y las zarandeaba mientras caminaba en dirección a ella, al llegar a su altura las lanzó sobre la mesita y la levantó del suelo.
—¿Sabes por qué una esclava o un esclavo agradece cada castigo de su Señor? —la cogió por los hombros y pego su nariz—. Contesta...
—No Señora...
—Ponte a cuatro patas en la cama —le ordenó—. Por qué su tiempo, es muy preciado, y cuando se castiga, ese tiempo se lo dedica a su posesión. A algunos les excita sentir dolor, sin más, no se paran a pensar que ese tiempo tiene un gran valor, incluso no se paran a pensar que ese castigo es algo que a su Señor le place hacer y tampoco agradecen que lo hagan con ellos o ellas.
Pasó las yemas de los dedos por sus nalgas y caminó alrededor de la cama.
—Otros piensan, que después de un castigo siempre viene algo bueno, igual su Señor, esta tan contento de su sometimiento que les compense de algún modo... Entonces... esperan ansiosos los castigos, porque tras ellos, les dedicaran un gesto de ternura, una caricia, quizá placer... o no. O tal vez les dejen con su tormento y ni siquiera puedan complacerse a sí mismos, es tan ambiguo...
Oyó el ruido de un cajón pero no se atrevió a darse la vuelta, el pelo le caía por la cara y ni siquiera podía ver donde estaba. Se sobresaltó al sentir su mano por la espalda acariciándola. Rozó su sexo con los dedos subiendo suavemente por la raja de su trasero, se apartó y al momento volvió a sentir su dedo en él.
—Te dije que no tenía por qué tener una razón para castigarte lo recuerdas, ¿verdad?
—Sí Señora...
—¿Recuerdas todo lo que te dije mi amor? —le susurró al oído mientras sus dedos se colaban dentro de ella.
—Si... —jadeó—. Señora...
—Pues cuenta... —musitó.
De golpe sintió un terrible varazo en la nalga derecha que la abalanzó hacia
delante.—Uno... Dos... Tres... —era horriblemente doloroso lo hacía con una intensidad inhumana—. ¡Cuatro! ¡Cinco!
No lo soportaba, era brutal, apenas le daba tiempo a aferrarse a la colcha y
recibía uno y otro y no la daba tiempo a contar. Las lágrimas empezaron a brotar en sus ojos y la tensión en sus mandíbulas le provocó un dolor en la sien que la taladró. Callie seguía golpeándole las nalgas una y otra vez sin intención de parar.—¡Veinte! —gritó—. No... no más... No más...
Otro golpe seguido de varios más la derrumbó sobre la colcha, pero ella la incorporó y la colocó de nuevo a cuatro patas. Le ardían las piernas, el culo, era como un volcán a punto de erosionar.
—¡Treinta y cuatro! —pensó en la posibilidad de desmayarse, o quizá la posibilidad de apartarse de ella pero eso era fallar—. Treinta... y ocho...
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~La iniciación~ (Calzona +21)
Fiksi PenggemarHola! Esta es la continuación de la historia "de Rodillas", puedes encontrarla en mi perfil (aunque se está re-subiendo por problemas técnicos) También salen otros personajes de Grey's pero no tiene nada que ver con la trama de la serie, solo ocupo...