20. Blancos problemas

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Nunca había imaginado su boda como un espectáculo de desconocidos y una algarabía de niños corriendo por un jardín, no. Casi más bien, todo lo contrario. Un sitio intimo, un momento entre dos, quizá alguien más de confianza y un paisaje hermoso donde respirar un aire diferente. Estaba radiante y contenta, la pequeña capilla a las afueras de Florencia era idílica, su vestido de organza con un escote palabra de honor y una leve cola ribeteada era precioso. Su hermano estaba histérico, Callie como siempre rozando una tranquilidad casi inhumana permanecía entre el cura y otro hombre mientras hablaban en bajo sobre los veinte papeles que había tenido que firmar sin apenas leer.

—Nos falta un testigo —musitó el hombre que parecía un funcionario del Ayuntamiento.

Mark miró la hora y pestañeo nervioso.

—¿Dónde coño se habrá metido?

— ¿Quién?

Arizona quedó totalmente a cuadros cuando la puerta chirrió y un hombre
atravesó la galería renacentista a paso ligero. Abrió los ojos como platos, si había algo que la podría sorprender en aquel momento era verle a él allí.

—¿Tú? —musitó.

—Hola, muñequita —Atticus la besó en la mejilla y dio un abrazo a Callie—. Me perdí un poquito... disculpen el retraso —clavó sus inmensos ojos azules en ella y le profirió una sonrisa angelical—. Divina...

—¿Qué haces tú aquí?

—Oh, vamos, Ari... —susurró Mark—, si les digo algo a Addison y Alex se monta un circo y tienes aquí a doscientos invitados en lo que canta un gallo.

Atticus se colocó la chaqueta del traje y se aliso la camisa.

—Por nada del mundo me perdería un acontecimiento de este calibre y más tratándose de la muñequita y mi buena amiga.

—Señor Link, su carné de identidad, por favor —dijo el funcionario.

Callie avanzó varios pasos y le ofreció la mano. —¿Lista?—musitó.

—Lista —contestó ella.

****

La realidad es que todo era perfecto, fue algo íntimo y sencillo pero romántico, lo cual era extraño porque no estaba acostumbrada al romanticismo con Callie pero ese día todo era magnífico. Se veía tan espectacular con ese traje sensual en blanco, su elegancia se veía a kilómetros y en su mirada un atisbo de lujuria le hacía sentir emoción.

*****

Atticus miró de reojo a la joven empleada del hotel y luego observó a Mark.

—No estarás pensando... —frunció el ceño y se rió—. Joder, Mark...

—Es una cría...

Dio un trago a su copa y apoyó la espalda en la pequeña barra del bar.

—¿Dónde han ido?

—No tengo ni idea, Atticus... Mejor así.

—Tramitó el cambio de apellido, ¿no?

—Y ella lo firmó sin mirar. Estaba ansiosa no vio los veinte papeles, creo que no vio ni el primero.

—Pero lo sabía ya, así que...

—Le impedirá que trabajé en la multinacional donde está. La quiere cerca, en alguno de sus negocios, controlada. Callie es así, apostaría la cabeza.

—Arizona Torres —musitó Atticus —. Esa muñeca es preciosa... Me suena
hasta raro... Lo consiguió...

—¿Te follaste a mi hermana?

~La iniciación~ (Calzona +21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora