~La iniciación~ (Calzona +21)

34. Novedades

—Qué solito estás esta tarde, Jackson...—Addison movió elegantemente su chaqueta y se sentó en el canto de la mesa—. Últimamente estás muy distante.

—No es nada. —Jackson dejó los papeles que estaba leyendo y se balanceó en la silla—. Y yo tengo demasiado trabajo acumulado. —Se rio y la miró con malicia—. ¿Y tu visita...?

Addison apoyó la mano en el pecho e inclinó la cabeza con elegancia.

—Simple paseo. —Addison era como Satanás a punto de firmar un pacto con el desdichado de turno—. Me dije... ¡Oh, vaya! Mi querido y jovial Jackson debe de estar estresado... ¡Voy a verlo!

—Claro, claro... —dijo Jackson con ironía mientras negaba con la cabeza y se quitaba las gafas, que cada vez utilizaba más a menudo—. Suéltalo, Addison.

—Tengo que solucionar un tema fuera de la ciudad con Reed. — Entrecerró los ojos y sonrió—. Nada serio, te lo contaré a mi regreso, pero necesito que te quedes con mi otra vampira un par de días... No quiero dejarla sola. No me gusta... ¿Sería... —Un gesto de suma maldad le llenó el rostro—... mucho problema para ti?

Soltó una suave carcajada que pareció una melodía acompasada y se introdujo el bolígrafo en la boca.

—Déjame pensar... Umm... Vale.

—Qué gracioso eres, Jackson. —Saltó de la mesa y sacudió su chaqueta—. Mis prendas están mal acostumbradas —musitó—, ya lo sabes. Por favor, intenta que no se me duerma en los laureles. —Rio y se volvió para irse.

—Haré todo lo que esté en mi mano, querida Addison—dijo con sorna.

—No lo dudo. —Addison se volvió hacia él sujetando el pomo de la puerta—. Que coma bien, Lord. Tiene que mantenerse en forma y es poco... golosa...

Jackson soltó una terrible carcajada. Parecían dos empalagosos hablando en prosa.

—¿Alguna cosa más que quiera decirme mi lady?

Ahora Addison era la que aguantaba la risa sin soltar el pomo de la puerta.

—Mmm... —meditó—. Ahora que lo dices... Me ha montado el numerito
porque quería venir conmigo... Y yo... salgo de inmediato de viaje.

—¿Algún castigo en concreto? —carraspeó—. ¿Lady?

—Lo dejo de tu mano —suspiró—, pero sin marcas. Estropean su belleza y mis preciosidades no soportan el dolor extremo.

Le hizo una reverencia y desapareció tras la puerta.

***

Jackson salió hacia las ocho y fue directamente a casa. Acababa de entrar en el piso cuando sonó el timbre de abajo y vio a April a través del telefonillo de la cocina. Mientras esperaba pensó que debía llamar a su padre. Hacía semanas que no hablaba con él y últimamente estaba más receptivo a todo lo que había pasado en torno a su familia. Quizá le agradecía que no le hubiera dicho nada a su madre.

April venía ofuscada, posiblemente igual que él no entendía por qué Addison salía tan apuradamente con su otra sumisa. Tampoco iba a sacar el tema. April entraba en casa con el pelo suelto golpeándole la espalda y su delgada figura contoneándose como si pasara por una pasarela de moda.

—Hola —susurró sin ganas—. Gracias por tu hospitalidad...

Le dio un casto beso en la mejilla y sonrió levemente.

—Yo también me alegro de verte, April.

Dejó su maleta en el suelo y se acercó al sofá.

—Me sentaría bien una copa, Jackson —gruñó—. Estoy enfadada y...