HOLIIIIIIIIII!
POR FIN NUEVO CAPÍTULO, ¿NO? YA TENÍA GANAS DE SUBIR PERO ENTRE PITOS Y FLAUTAS.... JAJAJAJA EN FIN. EL CASO ES QUE YA ESTÁ AQUÍ EL NUEVO CAPÍTULO Y SIENTO DE VERDAD HABER TARDADO TANTÍSIMO.
SIEMPRE ESCRIBO LO MISMO EN LAS NOTAS, PERO BUENO, PREFIERO ESO A SUBIR EL CAPÍTULO TAL CUAL Y A QUE PAREZCA QUE PASO DE VOSOTROS.
GRACIASGRACIASGRACIAS POR CADA VOTO, COMENTARIO Y LEIDO QUE ME HACÉIS. DE VERAS QUE PARA MÍ SIGNIFICA EL MUNDO ENTERO. OS DEJO AQUÍ MIS REDES SOCIALES POR SI OS INTERESA SEGUIRME O... NO SÉ. LO QUE SEA QUE QUERÁIS HACER JAJAJAJAJ
NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO.
JOANA XX
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Aquella misma noche estábamos todos de vuelta en casa. Mis padres, Olivia y yo.
Mi hermana seguía asustada, y cuando mis padres se enteraron del por qué de su secuestro, no pudieron evitar mostrar cierta decepción en su rostro: a ningún padre le gustaría que su hija estuviera metida en el mundo de las drogas, aunque no las consumiera.
Sin embargo, yo a mi hermana comencé a verla como una super-heroína. En la sola noche que me tuve que enfrentar a aquella gente terminé peor que lo que mi hermana en varios meses. Se necesitaba fuerza de voluntad, esperanza y yo aquella noche perdí todas ellas en unos minutos.
Me di una ducha y al salir me encontré con mi hermana sentada en la cama, observando el cuarto.
-Mientras tú estabas en el hospital dormía en tu cama. Olía a ti.
La sonreí y me senté junto a ella.
-Es increíble lo muchísimo que has crecido en este tiempo.
Mi hermana me miro y apoyó su cabeza sobre mi hombro.
-Papá y mamá no me van a perdonar jamás, ¿verdad? – me aparté de mi hermana y me puse frente a ella, mirándola directamente a los ojos-
-Olivia, escúchame; papá y mamá están actuando como cualquier otro padre normal lo haría, ¿si? ¿Qué sentirías tú si tu hija hubiera pasado por tu situación?
-Supongo que… al principio felicidad por recuperarla, ¿no? Y después… no comprendería por qué mi hija ha estado metida en todo eso, y después… no sé, Lorea. No quiero pensar en tener una hija ahora – en ese momento las dos soltamos una carcajada y mi hermana se lanzó a mis brazos –
-Estate tranquila, patito – mi hermana me pegó en el brazo y frunció el ceño – Venga ya, ¿me dirás que no has echado de menos que te lo llamara?