Subí las escaleras que conducían a mi vestuario.
Hoy en el polideportivo reinaba el silencio; los niños habían ido de salida al campeonato de Waterpolo nacional que se celebraba en la otra punta del país, pero allí estaba yo, dispuesta a darlo todo en el entrenamiento de hoy… después de la cagada que tuve ayer.
De tanto silencio que había, llegué a pensar que estaba sola. Me faltaban los gritos de aquellos malditos niños como cada día a la mañana, pero no los echaba nada de menos.
Llamaron a la puerta del vestuario justo antes de que me quitara la camiseta.
-¡Ya salgo Will! ¡Siento haber llegado un poco tarde!
Me quité la camiseta y busqué en mi mochila mi traje de baño.
-De momento sigo teniendo 20 años y aún no me he cambiado el nombre a William.
Pegué un salto del susto, llevando mi bañador a mi pecho, para que tapara mis pechos y mi cicatriz.
-¿Qué haces aquí?
-Will me mandó un mensaje de que hoy no podía venir. Venía para avisarte.
Fruncí el ceño.
-¿Por qué te ha mandado Will a ti un mensaje? Siempre que pasaba algo, me lo mandaba a mí.
Ashton sonrió de oreja a oreja y se acercó un poco a mí, mientras yo me ponía de nuevo mi camiseta.
-Oh… ¿estás celosa de que yo sea su favorito?
Miré de mala manera a Ashton, y me llevé mi bolsa de entrenar al hombro.
-Sabes que sigo siendo yo su favorita, no intentes quitarme el puesto.
Le saqué la lengua y lo empujé conmigo fuera de aquel recinto.
-¿Y bien? ¿Planes para hoy?
Miré a Ashton esperando una respuesta, pero este solo me miró mientras alzaba las cejas.
-¿Qué pasa?
-¿Quién ha dicho que fuéramos a salir hoy juntos?
Rodé mis ojos y me dirigí a la parada de buses.
-Ey, ey… era una broma. No te enfades conmigo.
Me giré hacia él sonriéndole.
-Lo sé, lo mío también era una broma.
Ashton alzó una ceja y negó con su cabeza a la par que sonreía.
-Ahora en serio, ¿dónde vamos a ir?