Ashton pareció palidecer al instante. Sabía que él no contaba con que yo lo supiera, y probablemente no debí haber dicho nada… simplemente las palabras fueron más rápidas de lo que mi cerebro lo hizo.
-¿Cómo… cómo sabes eso?
-Te busqué en Facebook. A veces las redes sociales te sirven de algo, ¿sabes?
Ashton ladeó una sonrisa.
-¿Piensas decirme ya por qué nos conocemos?
-Dijiste que confiabas en mí.
-¡Y lo hago! Es solo que tengo mil preguntas en mi cabeza, y necesito respuestas.
-Eres muy impaciente.
-Y tú muy cabezota.
Ambos nos miramos a los ojos y nos sonreímos de inmediato.
-Creo que debo irme a casa.
-Te llevo.
Durante el camino de vuelta, todo se sentía mucho más raro que a la ida. Tenía al menos diez preguntas más en mi cabeza, y todo tenía menos sentido que antes (si eso era posible)
Ashton sabía algo, pero yo confiaba en él, a pesar de que tan solo le conociera de poco más de una semana.
-Bueno, ¿nos vemos mañana? – me preguntó cuando salí del coche-
-Supongo que sí, a no ser que decidas volver a desaparecer.
Ashton sonrió mientras ladeaba su cabeza.
-Hasta mañana, entonces.
-o-
Aquella semana, para mi suerte, pasó de lo más tranquila. Ashton y yo nos íbamos conociendo cada vez más, quedábamos todos los días después de los entrenamientos para dar una vuelta juntos.
En cuanto a mis padres, estaban cada vez más desaparecidos. Apenas les veía en casa, y cuando llegaban, yo no quería preguntarles dónde se habían metido todo el día, porque sabía la respuesta.
Seguían empeñados con buscar a mi hermana, y la policía había detenido la búsqueda. Yo no podía evitar sentirme mal conmigo misma al pensar que no estaba ayudando, pero cuando recapacitaba, me daba cuenta de que sería una completa estupidez comenzar a buscarla. ¡Ni siquiera la policía había dado con ella!
-¡Buenos días Will!
Will se giró para sonreírme mientras me acercaba a él.