Habían pasado dos meses desde que los chicos nos enseñaron lo que tenían pensado para sacar a Olivia. Lo cual nos colocaba en septiembre.
La competición llegó, y tanto Ashton como yo nos colocamos entre los cinco mejores de Europa.
Will nos felicitó, y nos dejó vacaciones hasta que entraramos en enero, pero nos recomendó seguir yendo a entrenar por nuestra cuenta de vez en cuando.
Tres veces a la semana, Ashton y yo quedábamos para ir a los entrenamientos juntos; yo controlaba sus tiempos, él los míos.
Más de una vez tuvimos problemas para coincidir, entre el instituto y mis clases particulares, y los horarios que tenía Ashton en el ‘trabajo’
Aquel día, fue uno de ellos. No pude ver a Ashton en todo el día. Llegué agotada de las clases y no quería ir a entrenar, renunciando así a verle.
-¿Qué tal el instituto cariño? – tragué el trozo de carne que tenía en la boca, y bebí algo de agua –
-Bien, me ha tocado en la misma clase que Ari y las chicas – dije sonriente. Mi padre me sonrió de vuelta y dirigió su vista al plato.
Yo, por mi parte, me levanté para dejar las cosas en el fregadero.
Escuchaba a mis padres hablar, y volví a la sala para unirme a la conversación.
-Creo que deberíamos deshacernos ya de todo eso…
-¿De qué habláis? – dije sentándome de nuevo en la silla, esperando a saber de qué hablaban.
Mi padre dejó de hablar, y fue mi madre la que se dirigió a mí.
-Cariño… llevamos unos días hablando de que… a lo mejor deberíamos guardar todas las cosas de Olivia en una caja y…
-¿Estáis de broma?
Mi padre suspiró y me negó con la cabeza.
-Han pasado ya cinco meses…
-Podemos esperar más. – miré a mis padres – No me puedo creer que de verdad queráis deshaceros de sus cosas.
-Cariño… no podemos seguir así. Olivia no está.. No puedo seguir viviendo con sus cosas ahí y que ella simplemente… no vuelva a venir nunca más.
-¡Pero ella va a volver!
Al momento de haber dicho esas palabras, me arrepentí.
-¿Cómo dices?
Supiré y me concentré.
-Sé que lo va a hacer, ¿vale? La conocemos, y sabemos que es una persona muy fuerte, ¿verdad? – mis padres asintieron, pero se veía que tenían miedo – Solamente… confío en que va a volver. Donde quiera que esté… va a volver.
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-¿Y tú qué les dijiste?
-¿Qué les iba a decir? Que yo confiaba en que iba a volver, porque es una chica fuerte. No les iba a decir ‘Papá, mamá… mi novio trabaja en una secta que se dedica a secuestrar personas y tienen a Olivia’
Ashton rió mientras negaba.
-En el fondo, sé que yo habría actuado igual. Quiero decir… Olivia lleva 5 meses fuera, y si yo estoy algo más tranquila es porque sé su paradero, pero mis padres…
-No puedes decir nada, recuérdalo...
-Lo sé. Y siento por haberla casi cagado.
Ashton me ladeó una sornisa.
-Ya hemos llegado.
Aparcó el coche en un callejón. Jamás había estado en este lugar, y si había estado… desde luego que no lo recordaba.
Bajé del coche siguiendo a Ashton, que se giró para esperarme y enlazar nuestras manos.
-¿Has traido bañador?
Alcé mis cejas.
-¿Me estás vacilando? – Ashton rio –Digamos que… cuando alguien me dice de salir a dar una vuelta, a secas, no se me pasa por la cabeza coger un bañador, lo siento.
Ashton fue a contestarme mientras se reía, pero unos gritos captaron mi atención.
-¿Qué ha sido eso?
-Gente gritando.
Pegué a Ashton en el brazo y él se sobó la parte roja que le había dejado.
-¿¡Dónde me has traído!?
Eran las once de la noche, y después de la anécdota de ayer con mis padres en la cena, pensé que sería buena idea ir a cenar con Ashton para no tener que encontrarme con ellos y que me preguntaran de nuevo por lo que dije ayer. Pero jamás imaginé que me iba a traer a un lugar así.
Estabamos en una especie de polideportivo, que parecía que había sido abandonado hace años.
-Ya estamos aquí.
Seguía escuchando esos gritos, cada vez más y más cerca.
Entramos en una sala, en la cual había un jacuzzi lleno de pétalos.
-¿Estás de broma? – me dirigí a Ashton con una sonrisa en la cara -
De repente, noté que la poca luz que las velas emitían se apagaban. Mi vista se volvió negra, y sentí unas manos tapándome la boca fuertemente, haciendo que emitiera un grito ahogado.