-Prométeme que no vas a volver a huir.
-Te lo prometo.
Me bajé del coche y lo rodeé hasta llegar a su ventanilla. Toqué en esta y Ashton la bajó.
-¿Nos vemos más tarde?
-Claro.
Me sonrió y sumé otro beso a todos los que le había dado por cada semáforo en el que nos habíamos parado en el camino.
Entré en mi casa, y se sentía como si no la hubiera pisado en días, a pesar de haber salido de esta aquella misma mañana.
POV Ashton
Cuando la vi cerrar la puerta de su casa, apoyé mi cabeza en el asiento. Cerré los ojos y rompí a llorar, primero las lágrimas caían poco a poco, pero después fui incapaz de hacerlas parar y estas caían con mayor rapidez que nunca.
POV Lorea
Ari y Olivia me estaban ayudando a hacer limpieza de ropa. Según ellas, mi gusto por escoger se hallaba donde la espalda perdía su nombre, por lo tanto, dejé esa tarea en sus manos.
-Pues vaya – dijo Olivia- no me esperaba eso por su parte.
Le habíamos contado lo sucedido con Ashton hace tres días. Tres días en los que no me había separado de él ni un solo momento.
-Ni tú ni nadie – contestó Ari – Ese chico siempre ha sido muy raro; mono, pero raro.
-Al principio no te gustaba –recordé entre risas–
-Lo sé, lo sé. ¡Yo solo quería protegerte! Mira lo que ha terminado pasando...
-Bueno, pero ya se acabó. Se le cruzó el cable y ya. Ni se te ocurra tirarme eso Olivia – señalé la camiseta morada que había dejado en el montón de ropa que iría a la basura – Me encanta.
-Pero si tiene más años que ni sé, ni siquiera te lo pones.
-Pero me trae buenos recuerdos, me la regaló Will cuando gané mi primer campeonato.
-Ya ni me acordaba de ese hombre – puntualizó Ari - ¿Sigues hablando con él?
-Muy poco, dice que desde que Ashton y yo nos fuimos no ha encontrado a nadie.
-Por cierto... ¿Ashton te ha explicado algo más?
Negué.
-¿Le has pedido que lo haga?
Volví a negar.
-Cada día te entiendo menos. Te contradices constantemente. Hace dos días matabas porque te contase todo, y ahora ya nada.
-Mira Ari, Ashton tiene algo dentro que probablemente le hace más daño del que yo me pueda imaginar, así que paso de forzarle a que me diga nada.
-Aaron dijo que en el momento en el que te enterases querrías olvidarte de él.
Rodé mis ojos.
-Lo sé, y cuando ese momento venga... pasará lo que tenga que pasar. Ahora solo quiero disfrutar, ¿sí?
Mi amiga asintió.
-¿Crees que hubo otra antes que tú y después de Ania? – preguntó Olivia-
-Es probable.
-Seguramente sea eso; entonces huyó de donde vivía con su familia, se mudó aquí con Aaron, y entonces... ¡tachan! Apareciste tú.
-Te recuerdo que desde un principio me dejó claro que él no llegó a mí por casualidad.
-Joder, ni el CSI puede resolver esto... este chaval tiene un problema mental. A lo mejor se lo ha inventado todo para que te quedes con él hasta saber la respuesta, cuando en realidad no hay respuesta porque no existe ninguna pregunta y...
-Ey, Ari – reí – para el carro, la que tiene un problema eres tú. El día menos pensado me lo va a contar todo, lo sé, solo tengo que esperar. Es que... - me ruboricé- es tan dulce, y tierno cuando quiere, es...
-¿Estás hablando de una persona o de un pastel? Por dios, me estás poniendo nerviosa.
-o-
Me encontraba sentada frente al doctor que llevó a cabo mi operación; el doctor Morrison.
-Lorea, cariño, me arriesgo a decir que creo que jamás has estado mejor que ahora.
Le sonreí y me empecé a vestir de nuevo.
-Te puedo garantizar que eres de las pocas pacientes que se encuentran tan bien.
-¿Eso significa que...?
-Mira, yo por mí dejaría de verte ya. Lo sabes. Pero debemos seguir con los exámenes rutinarios un poco más. En septiembre echaríamos otro ojo, solo por no arriesgarnos.
Asentí.
-Entonces, ¿después soy libre?
-Totalmente- me sonrió-
-Muchas gracias, de verdad.
-¿A mí? Yo no hago nada, es tu cuerpo el que ha querido que dejemos de vernos, dale las gracias a él.
El doctor salió fuera y yo terminé de vestirme. Sabía a qué se debía mi mejoría, y sonreí. Me hubiera gustado contarle a aquel hombre que no es solo por mi cuerpo que esté mejor, sino porque desde hace casi un año me rodeo de gente que me ha ayudado. ¿Quién me iba a decir que Aaron también me iba a ayudar?
Pero sobre todo había sido por Ashton.
Sin embargo, me daba vergüenza contarle sobre Ashton a aquel hombre; la gente mayor aun piensa que los amores a estas edades no funcionan. Para mí, el amor a los dieciséis, diecisiete o dieciocho es igual de verdadero que a los treinta. Incluso el amor a los quince. A esa edad es cuando más fuerte quieres, aunque a veces no lo creamos.
El amor no cambia con la edad.
Salí y el doctor hablaba con mis padres, que no paraban de sonreír. Por fin una buena noticia.