-¡Abrid la maldita puerta o juro que la tiro yo misma abajo!
Pateé la puerta con todas mis fuerzas, mientras seguía llorando con la misma intensidad desde que había comenzado.
-Déjalo, no está –Ari me agarró de la mano para que volviésemos a casa –
-¡No! ¿¡No lo entiendes!? ¡No tiene derecho a dejarme así! –me di media vuelta y seguí aporreando la puerta a pesar de que mis nudillos estaban a punto de comenzar a sangrar –
-Encima no tenemos a nadie quien nos lleve de vuelta, joder. – Ari se sentó en el asfalto y yo la miré-
-No intentes echarme a mí la culpa de que el chico este se haya ido.
-Si no te hubieses puesto como una loca a llamar no se hubiera asustado.
Bufé y me tapé la cara con las manos.
-No sé qué he hecho tan mal como para que decida dejarme así.
-Tú no has hecho nada malo, solo que Ashton debió contarte las cosas desde un principio.
Miré a mi amiga, y ella miraba a la puerta de la casa.
-¿Tú sabes algo? – esta vez me miró, con cierta pena en sus ojos-
-No, pero intentaba que Aaron me contase algo y su respuesta siempre era que 'él no es responsable de los actos de Ashton', pero algo ha hecho, sí.
Mordí mi labio y volví a empezar a llorar.
-Lo que más rabia me da es que esto termine y yo siga sin saber nada.
Ari se levantó del suelo rápidamente y miraba con los ojos bien abiertos a la casa de Ashton y Aaron.
-¿Dónde está?
Me giré yo también, y al ver cómo Aaron se acercaba a nosotras, decidí levantarme.
Aaron ignoró la pregunta de Ari, y se dirigió a mí.
-Lo siento Lorea.
-¿Dónde está?
Aaron miró sus pies.
-Mira, tu novio es un gilipollas, ¿vale? No tiene ni puta idea de hacer las cosas bien, y yo le avisé de que esto terminaría mal.
Yo le miraba, aún sin comprender nada.
-Estoy harta, Aaron. Muy harta. Creo que tengo derecho a saber qué mierdas ha hecho Ashton y por qué me ha dejado así, y si tú sabes dónde está...
-o-
Aaron conducía su coche por la carretera como si le fuese la vida en ello. Yo estaba nerviosa, muy nerviosa.
-Joder... aparece, aparece.
Pillamos una larga fila de semáforos a la salida de la ciudad.
-A este paso no vamos a encontrarle nunca, joder. –yo miraba por la ventanilla, esperando encontrar su coche, pero en aquel momento todos me parecían iguales. –
-No le vamos a encontrar nunca.
-Lorea, no digas eso...
-Lorea – Aaron interrumpió a su novia - ¿De verdad que quieres que él te lo cuente todo?
Aaron estaba girado mirándome- Yo asentí.
-¿Tan malo es?
-Lo suficiente como para que no quieras volver a verle. Pero claro, eso es lo que yo haría. Tú eres tú... y puede que te lo tomes diferente a mí, y diferente a Ari...