Capítulo 2: "necesito tu ayuda"

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-¡Lorea, hija! ¡Levántate de una vez! Hay alguien esperándote abajo.

Me revolví entre las sabanas ignorando a mi madre, que ya se encontraba en la puerta de mi cuarto.

-¿No me escuchas o qué pasa? Te he dicho que hay alguien abajo esperando por ti.

Me levanté de la cama de golpe, lo que me propinó un golpe en la cabeza por la litera de arriba.

-Mierda, joder. ¿Qué hora es?

-Las doce.

-¿¡Qué!? ¡Siempre me despiertas y hoy que lo necesito no me despertaste! Mierda, mierda, ¡y más mierda!

-¿Le digo al chico que pase?

-¡No! ¡Dile que espere fuera, tardo cinco minutos!

Mi madre rio entre mientras salía, pero se giró.

-¿Quién es?

-Un chico de los entrenamientos. Tengo que cambiarme, mamá. Ya te contaré cuando vuelva.

-¿Comerás en casa? – negué con la cabeza – Bien. – me miró una última vez y cerró la puerta de la habitación.

-Ni siquiera sé por qué he aceptado venir aquí contigo – dije mirando a mi alrededor buscando cualquier punto que no fueran sus ojos.

-No te puedes resistir a mí, y lo sabes.

Bajé mis ojos captando los suyos rápidamente y fruncí el ceño.

-Al menos ha funcionado.

-¿Eh?

-He hecho que me miraras a los ojos. Me estabas poniendo nervioso mirando al techo del restaurante, es muy feo además.

-Oh, claro, perdóneme señor Irwin. Estoy segurísima de que su comentario fue con ese fin y que su ego no es más grande que este restaurante.

-Ey, puedes irte en cuanto quieras, Lorea. Si no te gusto… de verdad, puedes irte.

-Pero no quiero.

-¿Entonces?

-No sé, ¿vale? Algo me dice que debo quedarme – dije ruborizándome. Había algo de ese chico que me gustaba, pero a la vez era incapaz de separarme de él -

-Estás muy guapa cuando te pones roja. Y por cierto, me gusta esa peca en tu nariz, te hace adorable.

Miré a Ashton a los ojos y él me miraba divertido.

-Corta el rollo, Ash.

-¿Ash? – rio - ¿Y esa confianza?

-Cierra el pico y come, anda. – nos acababan de servir en la mesa, y la comida fue algo incómoda. Quizá porque le conocía de solo un día, quizá porque no pestañeaba cuando me miraba. Y algo me decía que esa mirada la había visto yo antes –

-Tu madre es muy guapa, os parecéis mucho.

Estábamos dando un paseo en las afueras de aqudlla ciudad.

-¿Quieres parar ya? Deja de llamarme guapa, me pones de los nervios Ashton.

-Tú también tienes esa sensación, ¿no? – me agarró de la mano y quedó frente a mí –

-¿Qué? – Ashton me miraba sin moverse ni un milímetro, y esto ya me empezaba a dar mala espina-

-Tú y yo ya nos conocemos de antes, estoy seguro.

-Estás loco – me solté de su agarre pero le mantuve la mirada – Me llamo Lorea, y nos conocimos ayer, Ashton. Y ahora, si me permites, debo volver a mi casa.

Ashton asintió y se rascó la nuca.

-Te veo el lunes.

El resto del sábado y del domingo pasó igual. No tuve noticias de Ashton, pero fui incapaz de contenerme y no contarle a Ari sobre él.

-Por fin has llegado.

-He tardado ocho minutos, Lorea. – dijo entrando a mi cuarto – Hubiera tardado más un día normal, pero me estabas preocupando de verdad. 

Me senté en la cama frente a mi amiga, y comencé a contarle cómo conocí a Ashton, la quedada del día anterior y sus frases misteriosas que a mí me sacaban de quicio.

-Estoy segura de que le conozco, Ari. Y cuando él me dijo aquello… joder, él también me reconoce a mí. Pero no sé de qué puede ser.

-Estáis los dos como una maldita cabra. Este pueblo no es muy grande, os conoceréis de vista.

-Ni siquiera sé si él vive aquí… ayer me vio él a buscar a casa… y el viernes me acompañó hasta el portal y después se fue. No vive aquí, estoy segura.

Ari bufó y me miró de nuevo.

-Deja de ser tan paranoica. Ya sé a dónde quieres llegar, Lorea. No todo en esta vida va a estar relacionado con ese día. Y no todo el mundo estaba aquella noche. Quizás simplemente te recuerde a alguien o… no sé.

Mi amiga se pasó las manos por la cara.

-Simplemente disfruta de él, en la foto que me enseñaste parece un chico guapo y agradable.

En ese momento mi móvil vibró y mostró un nombre en la pantalla.

Ashton.

-Es él. – dije sin desbloquear aún la pantalla-

Mi amiga cogió el móvil, insertó mi clave y leyó el mensaje. Frunció el ceño y como acto reflejo, se lo quité de las manos.

-¿Qué pasa? – dije mirando a mi amiga, esta negaba con la cabeza y mi vista bajó a la pantalla.

“Necesito tu ayuda, por favor”

La mañana del lunes fue mejor que el viernes, pero Will seguía sin estar contento con mis marcas. Cuando acabó el entrenamiento, sabía que comenzaba el de Ashton, así que decidí esperarle.

Pero nadie entró a aquella piscina.

Fui al vestuario de los chicos, y solo me encontré a unos cuantos niños que comenzaban sus entrenamientos de waterpolo. Pero ni rastro de Ashton.

Decidí ir al vestuario y dejar de comerme la cabeza.

“Seguro que se ha puesto enfermo”

Pero, a quién vamos a engañar. Ni siquiera yo me lo creía. Sabía que algo raro pasaba, y que tenía que ver con su mensaje de ayer.

Mensaje que yo ignoré por completo, y ahora no podía sentirme peor.

En cuanto salí del local, cogí mi teléfono y marqué su número.

Buzón.

Volví a intentarlo, pero seguía igual.

En ese momento no pude evitar asustarme. Pero por otro lado, tenía la esperanza de que fuera una maldita broma de Ashton, y que en verdad estuviera enfermo.

Por favor.

Same beat | Ashton IrwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora