Terminé de limpiarle la herida de la ceja, justo cuando él cerró los ojos fuertemente mostrando su dolor.
-Ya está. – dije con una voz neutra-
Me levanté para tirar los algodones a la papelera, y volví a mi anterior lugar, que se encontraba en el sofá en el que Ashton estaba sentado, pero en la otra punta.
Su rostro mostraba miedo.
Por una vez le vi así.
Tenía sus codos apoyados en sus rodillas, mientras que sus manos estaban enredadas en su pelo y miraba hacia abajo.
Necesitaba saber en qué estaba pensando.
-Lo siento.
Su voz salió torpemente de su garganta, como un susurro. Yo fruncí el ceño. Ashton era una caja de sorpresas.
-Estoy cansada de que me pidas perdón y yo de perdonarte.
Ashton bufó y giró su cabeza hacia la derecha, justo al lado contrario donde yo me encontraba.
-Estoy cansada de que me pidas confianza y al día siguiente desaparezcas, y aparezcas en mi casa así. ¿Cómo quieres que confíe en ti si todo lo que me muestras me hace comerme la cabeza? – Esperé a que él dijera algo, pero no lo hizo – Creo que la que debe pedirte confianza soy yo.
-Lorea, las cosas no son tan fáciles, ¿vale?
-Tengo la sensación de que tú las haces más complicadas de lo que son, joder. – dije ya cansada –
Ashton me miró por segunda vez en toda la tarde, y yo sentí que flaqueaba cuando vi su ojo derecho rojo.
-Lo siento.
Yo sentía miedo por él. Alguien le había dado una paliza esa tarde, y yo no podía quedarme de brazos cruzados.
Se acercó a mí, y me dio un cálido beso en la frente.
Cerré los ojos como reflejo, puso sus manos sobre mis mejillas y separó sus labios de mi frente. Yo seguía con los ojos cerrados; siempre me sentía genial cuando Ashton besaba mi frente o mi mejilla.
Volvió a posar sus labios sobre mi nariz, y pegó su frente a la mía.
-Siento estar haciéndote tanto daño y que no pueda hacer que confíes en mí.
-Te juro que lo he intentado…- dije mirándole a los ojos, que seguían a centímetros de los míos – pero tú lo has dicho, las cosas no son tan fáciles.
-Lorea – volví a mirarle para que hablara – si hago todo esto, es para protegerte.
-Protegerme… - susurré, y Ashton asintió. Tenía miedo. –
-Sé que suena ridículo, pero… joder…te prometo que es así. – cuando Ashton cerró sus ojos vi que sus dedos pulgares seguían acariciando mis mejillas como al principio. ¿Por qué narices no era capaz de alejarme? – Te quiero – dijo con los ojos aun cerrados – Y no, no nos hemos conocido por casualidad, pero no buscaba enamorarme de ti ni tampoco buscaba meterme en esta mierda. Pero… supongo que lo he hecho.
-Ashton… ¿qué ha pasado? – de todo lo que me dijo, tan solo fui capaz de reaccionar a lo último. ¿Qué había pasado? ¿Qué había hecho Ashton que tuviera que ver conmigo?
Ashton tomó una bocanada de aire, abrió sus ojos y se acercó a mis labios incluso más de lo que lo estaba antes.
-Te quiero.
Para mi sorpresa, fui yo la que rompió la distancia y comenzó aquel beso. Sé que Ashton no se lo esperaba, al fin y al cabo hacía cinco minutos le había dicho que desconfiaba de él.
Pero supongo que, como en todas las historias de amor, la chica es tan idiota de caer en los brazos de él a pesar de todo.
Y yo ya había caído, eso lo sabía. Pero la nuestra era una historia de dos chicos enamorados; no una historia de amor.