Cuidados y ¿un festival deportivo?

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(Supermercado)

Te encontrabas caminando entre las góndolas del supermercado, tomabas cosas como pastas, arroz para luego ir al area de carnes y pedir lo que necesitabas, y así hasta llegar al área de helado, empezaste a revisar el contenido y sus ingredientes.

—carajo...a este paso sera mejor comer solo una manzana —hasta que milagrosamente, encontraste uno cumpliendo tus requisitos, bajo en calorías y azúcares. Antes de leer algo que no te gustara lo dejaste en la carretilla, llegaste a la caja y pagaste por las cosas, tomaste las bolsas y saliste directo al auto, ibas en camino a la casa de Aizawa, te dijo que aproximadamente saldría a las 11 de la mañana así que llegarias un poco más tarde, estabas nerviosa pero alegre, tenías que pedirle su número de teléfono, pensabas en tantas cosas, que llegaste al parqueo de los departamentos, bajaste con las cosas y subiste por el elevador.

—vamos _____, eres la mejor y no te tienes que poner así —esas palabras ni a ti te calmaban, llegaste a la puerta y tocaste, esperaste un momento hasta que la puerta se abrió y dejo ver a Aizawa parado frente a ti —hola pequeña momia, ¿como van las cosas?

Solo te vio y se hizo a un lado para que entraras, al hacerlo viste un pequeño corredor que dejaba ver parte de la sala y la cocina, era lindo, para tu sorpresa muy bien iluminado con grandes ventanales, paredes blancas con decoraciones negras y grises, dejaste las cosas en la cocina.

—wow crei que sería más sombrío y sin luz.

—no soy ningun niño emo —hablo, observaste que la venda de la cabeza era más pequeña, de seguro las enfermeras lo cambiaron al no ser tan grave ahora.

—okey, tranquilo si, planeo hacer una deliciosa sopa de pollo para comer —el ónix hizo una mueca, afuera habían 31° y querias hacer sopa, solo reíste por su cara —es mentira~ no estoy tan loca, lasaña de salsa blanca.

Aizawa se sentó en un banquillo que dejaba ver la cocina y desde allí te indicaba donde estaban las cosas, no puedo evitar ver tu ropa, un vestido blanco sencillo con pequeñas cervezas de estampado, tu cabello con una diedema roja que sostenía los mechones más queños de cabello, un unas zapatillas blancas.

Estabas colocando él queso para luego poner otra capa de pasta.

—no sabía que podías cocinar, creí que serías más una niña mimada a la que siempre le cocinaron —hablo con sinceridad mientras tu metías en molde al horno.

—auch~ eso dolio, pero no estas alejado de la realidad —hablaste mientras dejabas las cosas en el lavabo para después —con mi madre tenemos institutriz y cocineros pero a papá no le gusta que merodeen por la casa, así que prefiere hacerlo el, Thomas y yo aprendimos a cocinar aquí.

—¿no era más sencillo pedir comida?

—no, por Dios, sabes las calorías de la comida que venden, es mejor prepararlo uno, Thom y yo siempre hemos tenido que cuidar nuestra apariencia.

Eso no era mentira, tu madre les tenía una rigurosa dieta, terminaste con todo en la cocina así que juntos fueron a la sala, ahí casi empujas al ónix, porque en el sofá, escondido entre los cojines un pequeño gato descansaba.

—es tan lindo, dime pequeño, ¿cómo estás? —el azabache miraba como hablabas con el animal a lo cual sonrió y se sentó serca, al ver que el animal ni te pelo, mejor te sentaste serca de el para poder acariciarlo —no sabia que eras de gatos, pero es lindo~

𝒕𝒉𝒆 𝒂𝒓𝒕 𝒐𝒇 𝒇𝒂𝒍𝒍𝒊𝒏𝒈 𝒊𝒏 𝒍𝒐𝒗𝒆 ( Aizawa Shota Y Tu )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora