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Abril.
Yuta cumple su promesa y aparece en casa la noche anterior al primer día de clases en la U.A. A la mañana siguiente, la fotografía con su uniforme para luego enviárselas a Kimi. Sus padres comentan sobre la nostalgia que sienten al recordar los años de Yuta en la U.A., impresionados por lo rápido que Nara ha crecido, y después los dejan partir a la escuela.
El viaje a la Academia U.A. es más corto de lo que a Nara le gustaría, moviéndose sobre el asiento del copiloto. Yuta mantiene la mirada fija en el frente mientras que la voz de Kimi llena el interior del auto, brindándole ánimos a su hermana, y aunque Nara está agradecida por el apoyo, los nervios siguen en su cuerpo y siente que podía empezar a temblar en cualquier momento.
—Estoy llegando —les anuncia Kimi—. Llámame si quieres contarme sobre la escuela, ¿sí? Seguramente pronto tendrás un montón de historias sobre lo genial que es la U.A. como Yuta —suelta una risita—. Ya tengo que irme. Los quiero. Adiós. ¡Ah! Y salúdame a mamá y papá.
La llamada finaliza sin que puedan decir nada más, sumiéndolos en el silencio. Kimi es así la mayoría del tiempo, así que no resulta extraño que corte las llamadas de repente porque siempre tiene un millón de cosas en la cabeza.
—No te preocupes demasiado. Dudo que quieras detener el tiempo por accidente en tu primer día —dice Yuta, mirándola de reojo con la misma sonrisita burlona que siempre usa cuando molesta a Kimi. Nara niega con la cabeza rápidamente, inhalando profundo para relajarse y evitar activar accidentalmente su quirk—. Realmente no puedo creer lo rápido que tú y Kimi crecieron. Pareciera que fue hace solo unas semanas cuando te cargaba de bebé y ella te peinaba.
—Kimi es solo dos años menor que tú —le recuerda Nara.
Yuta frunce el rostro en una mueca de desprecio, mascullando algo sobre lo parecida que es a Kimi. Nara se ríe mientras el auto sigue avanzando hasta que finalmente para a unos metros de la entrada, orillado, y Yuta le sonríe para calmarla. Nara le devuelve la sonrisa, apretando las manos para evitar que tiemblen.
—Vendré por ti a la salida y podemos ir a comer algo. Tengo que tomar el tren antes de las siete —le informa.
—Escoge tú que comemos —le pide Nara.
Yuta asiente, llevando una mano al pelo de su hermana y sonriéndole.
—Buena suerte, futura heroína. Lo harás genial.
Nara le da un abrazo rápido antes de tomar su mochila y bajar del auto para caminar la distancia que la separa de la entrada principal de la escuela. Yuta acelera y desaparece por la calle poco después, dejándola enfrentarse en soledad a la academia de la cual su hermano egresó hace ya cinco años como todo un héroe profesional, buscando el aula A en la zona de primer año hasta que da con ella.
