Capítulo 50

329 25 2
                                    


Los rasgos característicos de Mino lo distanciaron de los demás jóvenes de su edad; la historia del reino Kii, databa desde muy atrás en el tiempo, donde los primeros residentes, fueron razas evolutivas, razas que tenían a evolucionar desde una raza inferior a una raza superior, variante o especial, por ello, los primero ciudadanos, fueron exactamente goblins, quienes bajo el liderazgo de uno muy diferente y especial, se volvieron fuertes y siguieron con el crecimiento de su raza evolutiva, de goblins, a trasgos, después a ogros, y a su evolución siguiente, kijin, una raza evolutiva de característica especial, aunque por supuesto, era casi imposible que todos dentro de ese grupo de goblin lograran llegar hasta esa forma, sin tomar en cuenta la tasa de natalidad relativamente baja, se escogió la calidad sobre la cantidad, por otra parte, los goblin, aunque tendían a tener una tasa de natalidad relativamente muy baja, podían ser compensado secuestrando a otras razas del sexo opuesto con los cuales reproducirse y poder tener crías, pero con el avance de fuerza en esa manada, los goblin tomaron la forma de goblin gorra roja, los ogros también era muy comunes, y casi no dependían de la reproducción en base a razas exteriores, el reino creció de forma lenta, pero fuerte, pasaron de ser los débiles goblin a ser una comunidad de ogros y kijin, desafortunadamente, la herencia goblin se perdió en esa etapa, los gorras rojas que lograron evolucionar hasta esa etapa, fueron llevados como fuerzas de primera línea, incluso si no eran expertos en ello, su poder como vanguardia fue débil, se los uso como sacrificio, dejando a las razas ogras seguir con el crecimiento de su colonia, mientras se creaba una comunidad, los ogros sufrieron una evolución forzada, esto fue dado por el hijo del rey que gobernaba aquella colonia, habiendo nacido con un talento innato ultra raro, logró hacer evolucionar a todos los residentes de aquella colonia en Kijin, progresivamente, cuando este tomó el liderazgo de esa nueva tribu de Kijin, la tasa de natalidad de su especie, aumento, no tanto como para ser comparado a la de los humanos que podían tener múltiples hijos, pero normalmente, una hembra Kijin, podía engendrar a un solo hijo, y en raras ocasiones, podían hasta tener dos, pero ese era el límite conocido hasta la fecha, esa fue la historia del surgimiento del reino de Kii, la historia de su padre, era un tanto diferente; la poligamia era permitida dentro del reino por necesidad, para que los niños kijin puedan aparecer, su padre, solo tuvo una amante, y una esposa oficial, pero a parte de ellas dos, él poseía una pareja más, pero ella no pertenecía al reino de Kii, el secreto transmitido dentro de la familia real y su descendencia, era la existencia del reino demoniaco, el ultimo reino donde albergaba a la ya extinta raza demoniaca, una variedad de demonios residían en el lugar, era un reino de una sola ciudad, algo que no podía ser contado al mundo exterior, o traería una calamidad, se desconocía cual era el propósito real del acuerdo que se firmó en aquella época, pero lo que trajo al reino de Kii, fue algo beneficioso, Mino al ser de la realeza se enteró de esto, pero parecía que no podía decírselo a nadie, ni siquiera hablar de ello en frente de cualquiera que no esté relacionado de sangre, y para ello, el contrato de sangre fue esencial, un contrato maldito otorgado por los propios demonios, para cuidar su vida, tal información no debía de ser difundida por la familia real.

Mino Shimateru, era una variante de Kijin un tanto rara, o así era como lo describían, de pequeño tuvo que soportar estar atado a esa distinción, en el momento en el que cumplió la mayoría de edad, alrededor de los 15 años, ingresó al ejército del reino; en su niñez, se le había instruido en el manejo de armas, lanza y espadas, armas principales que eran mayormente usadas, también habían otras opciones, pero dentro del ejército, solo estas dos eran las más usadas; para el tiempo en que él también lucharía, la invasión de los gigantes era algo común, distintos razas de gigantes invadían la ciudades, bajaban desde las montañas de donde vivían; entre los gigantes, estaban troll gigantes de montañas, gigantes ciclopes, minotauros gigantes, gigantes de tierra y algunos golems gigantes, aunque algunos de ellos eran seres pasivos ante las otras especies, algunos otros, como el troll gigante de montaña, comían carne, y no les molestaba comer la carne de especies inteligentes, y como el reino de Kii eran vecino de un parte de sus territorios, atacaban y devastaban ciudades, para lidiar con uno solo de esos gigantes, era necesario mandar al menos mil soldados, o más, dependiendo de qué clase de gigantes apareciese, en el peor de los casos, el golem, no solo poseía una defensa más alta, también poseía una altura, y venían de diferentes tamaños, el más grande catalogado, fue de 28 metros, mientras que el más pequeño fue de 8 metros, una altura un tanto sobresaliente, tomando en cuenta que la altura promedio de los kijin era de un metro ochenta, aunque también se desconocía sobre el uso que le daba a las personas devoradas, ya que este individuo en especial, estaba hecho de puro poder mágico y estaba hecho de materiales inorgánicos; a la edad de 16 años, participo en la batalla que cambio su vida, normalmente aquellos gigantes venían de a uno, o en parejas, pero en ese entonces, 53 individuos, era una horda que el ejército estacionado pudiera vencer, pero Mino fue al frente sin ningún temor; si esperaban más, la batalla se llevaría a las puertas de la ciudad más cercana, como tal, muchas vidas se perderían tratando de defender la ciudad, él estaba al tanto de su capacidad, y de lo extraño que él era, el corazón de sangre que estaba en su pecho era algo que no tenía mucho significado, incluso cuando tocaba aquellas venas de color sangre, él no sentía nada, siempre pensó que era raro, ya que, en vez de un trozo de piel de un distinto color, se sintió un tanto similar a la estructura de su cornamenta que le crecía en los brazos, pero nada más, no sentía nada especial, ni siquiera un poder latente, ya había asesinado a algunos gigantes con ayuda de los demás, pero él solo se adelantó, la gente empezaba a perder la esperanza, viendo como ese pelotón de gigantes se acercaban, hasta ahora nunca se inició un acuerdo de mutua cooperación con los gigantes que vivían en las montañas, solo convivían entre sí, por ello, al ver como varios gigantes residentes de sus tribus eran asesinados por simples alevines como los Kijin, debieron de haberse sentido molestos, ese era el pensamiento de Mino, su padre hablaba sobre el orgullo de ser lo que éramos, Kijin, los ancestros lucharon para formar una nación que sea capaz de subsistir de esta raza, y por ello, el orgullo que representa toda una especie se dicta ahí, el reino de los Kijin, el reino de Kii, para los samuráis, era un honor morir para proteger esa nación, por ello, avanzó sin miedo, listo para morir, pero sin antes llevase a muchos de sus adversarios con él; al ver a la horda de gigantes acercase, cualquiera podría sentir miedo, el más pequeño de ellos medía 4 metros, era una mezcla de gigantes, los más pequeños era troll gigantes de montaña, pero a cambio de no ser muy grandes, tenían una alta constitución regenerativa, solo el fuego y el ácido podían dañarlos severamente, los más grandes era gigantes de tierra, armados con armaduras simples y mazos gigantes, tenían la capacidad de controlar la tierra en un cierto grado, su poder destructivo en una ciudad era devastador, los ciclopes por otra parte, solo eran grandes, tenían una visión un tanto limitada y sus oídos y olfatos era muy agudos, por lo que, era difícil tomarlo por sorpresa a menos que inhabilites el sonido y el olfato, los últimos en esa lista, era los golems gigantes de tierra, seres que nacieron del mana del entorno que se acumuló con el paso de los años, ciertamente no tenía capacidad digestivas, pero tenían la habilidad de extraer mana de los seres vivos, y los seres pequeños como los Kijin eran víctimas de esa naturaleza problemática, eran tratados, no como una especie inteligente, sino como una bestia mágica que solo ataca a seres más pequeños que ellos mismos y que tengan una increíble cantidad de mana en su interior, como tal, incluso los gigantes que residían en aquella zona desvían de tener cuidado, al proteger a su descendencia o cuidarse a ellos mismos por su estadísticas.

Overlord: La Contraparte Del Ser SupremoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora