Capítulo 2

1.2K 119 19
                                    


- Hoy será un día agitado, si recuerdo bien, me dijeron que tenían un preso que no pagó la multa, tengo que ir a la prisión de la ciudad para recogerlo, espero que esta vez sea una mujer, las mujeres se venden mejor que los varones.

Este hombre que salía de su casa montando una carreta metálica, era un comerciante de esclavos llamado Tom; era uno de los hombres más importantes en Moret, tenía contactos con los altos mandos del país y seria uno de los responsables del cambio en las reglas de esta ciudad; cuando se decidió esta regla especial se les dijo a los habitantes de la ciudad de Moret que: esta regla era para que el número de criminales disminuyera en la ciudad, lugar donde se generaba el mayor número de ingresos del país; sería perjudicial para el país si el lugar donde se reunía una gran cantidad de comerciantes procedentes de varios lugares del continente que vienen a vender y comprar, se llenara de ladrones y bandidos, por supuesto al venir se le informaba sobre esta ciudad y sus leyes cambiadas, cualquier persona que ingresara de manera formal al país se veía obligado a obedecer dicha regla, porque si no tendría que pagar las respectivas multas impuestas en esa ciudad. Este hombre siendo un comerciante de esclavos, ayudó, no para reducir el número de criminales si no para adquirir esclavos a un menor costo y también para adquirir especímenes raros, además si compraba los esclavos de las prisiones generaría mejores precios, ya que Después de manejar su carreta por 20 minutos, Tom ya llegaba al lugar donde se encontraba la prisión de la ciudad, en la entrada de dicho lugar se encontraba dos guardias, Tom bajando de su carreta, saluda a los guardias.

- Buenos días, soy el comerciante de esclavos, vengo a ver qué tipo de producto tienen para mí. -

- Señor Tom, buenos días, el hombre esta adentró, en una celda, está preparado para que se lo lleve. –

- Ya veo, es un hombre-

- Si, pase por favor-

En el interior había 10 habitaciones donde se encerraba a los prisioneros, pero en todas las habitaciones solo había 2 personas, se notaba que la ley cambiada hacía que los criminales en la ciudad se controlaran; ponía en práctica su efectividad, en ese lugar se podría decir que Satoru sería el único el cual sería comprado ya que el otro ya había cancelado la multa impuesta de 10 piezas de plata siendo esta por una pelea callejera, la multa sería menor para las personas que cometieron crímenes menores y el precio seguiría aumentando cuando los crímenes sean más atroces; Cuando Tom ingreso a la habitación vio a un hombre con un traje hecho de tela barata; las ropas de los prisioneros eran cambiadas cuando se le ponía a dormir, para los guardias que estaban a cargo de los prisioneros que se iban a convertir en esclavos, la ropa que usaban estos criminales sería desperdiciada si se la entregaban al comerciante de esclavos, por supuesto no era obligatorio que el prisionero que sería vendido usara la misma ropa con la que fue capturado, en esa clase de cosas los guardias tenían toda autoridad de hacer lo que quieran, ya que serían convertidos en esclavos; no había razón para contenerse; cuando Tom vio a Satoru le dio curiosidad sobre el origen de esta persona, su rostro estaba algo sucio por pasar en la prisión un día, pero aun con todo eso su rostro parecía de alguien de la nobleza o realeza, elegante con un cabello negro puro, hacían pensar que pertenecería a alguna familia noble o a la familia real de algún país, con un cuerpo delgado de dos metros de altura, sus manos y pies no mostraban cayos, probando que fue criado sobreprotegido y que no era un experto en el manejo de algún tipo de arma.

- Sera algo difícil vender a este, parece algo debilucho, aunque tenga un buen rostro, los hombres mayormente se venden para trabajos pesados, bueno a alguien le gustara este tipo de gente, llévalo a la carreta, no olvides las esposas.

Cuando los guardias metieron al hombre llamado Satoru a la carreta de metal, el comerciante de esclavos cerró con un candado la entrada, saco una bolsa con dinero de su bolsillo, le entrego 10 monedas de plata a uno de los guardias presentes, luego subió en el asiento del conductor y se fue, los guardias lo miraban irse, después volvieron adentro con el dinero que se les dio, ya adentro observaban el atuendo con el que Satoru estaba andando.

Overlord: La Contraparte Del Ser SupremoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora