1. La noticia

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Estaba en el séptimo sueño cuando escucho la canción "Venezia" de Hombres G, adormilada, abrí los ojos, sentí vibrar mi celular, al tomarlo veo que me estaba llamando James, balbuceo molesta por la interrupción de mi sueño.

- ¿Bueno y por qué mierda llamas a esta hora?

Quizá fue la confusión de la interrupción de mi sueño, pero James no me llamaba hace mucho.

- Buenos días primero que nada, ¿Estabas dormida? -preguntó con inocencia, vaya actor.

Tal vez si fingía que nada pasaba, no pasaría nada.

- No, estaba jugando con mi nave espacial mientras peleaba contra un rinoceronte a las 2:52 am, como hago normalmente -bostecé-. Vuelvo a preguntar, ¿Qué mierda?

- ¿Amanecimos bravas? Okey, sé que te enojas si no duermes o comes bien, te veo en el bosque encantado -cuestionó, como si no hubiera escuchado mis quejas.

Tengo muchas preguntas y ninguna respuesta.

- ¿Ahora mismo? ¿En este momento? ¿Ahora ahora?

- Sí, sí y sí.

- Quiero una explicación y una malteada de vainilla -me rendí frotando mis ojos con mi mano libre.

- Okey, te las daré ambas, ¿te veo ahí a las 3:10?

- 3:10 -confirmé-. Nos vemos.

-Te espero, te marcaré a la hora.

Colgué y lancé mi teléfono al otro lado de la cama, cayéndose de ella.

Tomé la almohada y ahogué un grito en ella.

Me levanté y fuí al baño para lavarme la cara, lavarme los dientes. Fuí a mí clóset, busqué mis converse, no me molesté en cambiarme de pans, después de todo, era James, algo diferente, pero james.
Tomé mi celular con algo de dinero y salí por la ventana de mi cuarto, bajando sin mucho cuidado.

Si mi madre se entera, no, mejor que no sepa, la felicidad se encuentra en la ignorancia.

3:01

Comencé a caminar con algo de rapidez, debí llevar mi bicicleta o algo.

El frío era algo pesado, el viento parecía vidrio contra mi rostro, froté mis manos y soplé en ellas, mi caminata se convirtió en trote.

Después de unos minutos, veo el "bosque encantado" y me adentro en él, conociendo el camino de memoria mis pies se mueven en la dirección ya conocida. Podía llegar con los ojos vendados.

Caminaba con la vista en el suelo para ver el ligero camino marcado por las veces que hemos pasado por ahí, diferenciado por el pasto aplastado y de un color distinto a la vista minuciosa.

La neblina nocturna le daba ese toque místico que tanto adoraba, solo oía el cantar de los grillos y el movimiento de las hojas por la brisa.

Veo el árbol madre, nombrado así por nosotros hace unos veranos, era especial, más que los demás, en primavera florecian unas hermosas flores y el verde de sus hojas se volvía color fantasía, su tronco era grande y grueso, tenía nuestras iniciales talladas en él, ya cumplirían unos 9 años en unos meses.

El tiempo pasa volando.
Aún no sé si eso es bueno o malo.

Contemplaba aquel árbol, pues significó y significaba mucho para nosotros, ahí podía contar centenares de anécdotas, como la vez en la que James se fracturó el brazo por escalarlo.

Azul TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora