"Después de no muchos contratiempos, llegué al pueblo de mis abuelos, me encontré con mi madre y con mis hermanos.
James y yo nos hicimos novios y con el pasar de los años nos casamos.
Formamos una familia, construimos una casa, me volví veterinaria y fundé una organización benéfica hacía los animales.Visitábamos a mi madre cada sábado e íbamos a un lago cercano en las vacaciones.
La guerra terminó gracias a un acuerdo bastante coherente.
Los países se recuperaron y perdonaron.El nuevo continente fue habitado por personas de bajos recursos.
Se hizo historia.Las personas pudieron superar sus pérdidas con el tiempo.
Los siguientes años viví plenamente, una larga vida, envejecí junto a James, conocí a mis nietos y tuve una granja con el tiempo.
Viví feliz junto a James."
Esa mentira, esa falsa realidad, quizás si fue una historia, pero no una real.
Me hubiera gustado que pasara y que aquellos momentos fueran reales, que mis problemas fuesen insignificantes.
Me hubiera gustado que aquella historia que inventé en mi burbuja fuera real.
Pero no es así, el mundo real no es así.
- ¡Adalid despierta!
Confundida, fruncí el ceño y abrí los ojos.
Estaba tirada en el piso.
James se acercaba a mí de cuclillas, se veía, mal.
- Adalid, tenemos que irnos -susurró tomando mi mano.
Cerré los ojos unos segundos, recordando lo que estaba pasando.
Un estado de impotencia y enojo comenzaron a crecer en mí. Maldito sueño, sabía que todo era muy conveniente para ser real.
Asentí, me levanté con cuidado y con su ayuda.
Salimos de la casa y era todo un caos, podía ver humo negro a lo lejos, significaba que un incendio, muy probablemente provocado, no estaba muy lejos. Eso sí era más creíble, no la extraña calma que soñé.
La casa de a lado estaba destruida, y parte de la mía igual, había mucho humo y cenizas, era algo difícil respirar y ver con claridad, pero aún así podía observar la destrucción de mi hogar.
El repentino cambio de ambiente me atontó notablemente.
Estaba paralizada viendo los restos de mi casa caer poco a poco, me obligué a apartar la vista, mis hermanos estaban estáticos junto al auto de mi madre, viendo lo mismo que yo no podía dejar de ver.
- ¡Vámonos! -al ver qué no reaccionaba, gritó-. ¡YA!
Corrí junto a James para subir al auto.
Unos tanques comenzaban a verse por la calle, nunca había visto un maldito tanque en toda mi vida. Le apuntaba a todo, escuchabas la exploción antes de poder correr.
Habían muchas cosas en la vida que dependen de la suerte, del instinto y de la fuerza, algunas otras vienen de la desesperación y el miedo.
- ¡MAMÁ, ALEJATÉ DEL AUTO! -grité como si mi vida dependiera de ello, aunque quizá así era.
Mis hermanos estaban asustados, mamá me miró extrañada, alterada, después miró el tanque, agarró a mi hermanos, se alejó rápidamente y se acercó a mí.
El tanque disparó muy cerca del auto, provocando que se volteara junto a una exploción que me dejó más desconcentrada de lo que ya estaba.
James entraba en Lucille cuando el tanque comenzaba a apuntar hacía él.
ESTÁS LEYENDO
Azul Tormenta
Ficção HistóricaMuerte en la Guerra. A lo largo de 60 años, una isla ha surgido al sur del océano pacífico, provocando la guerra entre países, peleando por un territorio del tamaño de Europa. De insultos, hasta virus mortales, son algunas de las maneras en las que...