— Sigo sin creer que hayas accedido.
Las botas golpeaban el piso y un chillido las seguía, el hule y sus consecuencias me irritaban, el exasperante sonido además de la incomodidad a la que mis pies aun no lograban acostumbrarse me ponía de mal humor todos los días sin falta.
— Me alimentan, me pagan y me dan hospedaje, claro que aceptaría —aunque tampoco tenía otras opciones.
El dinero era esencial, no tenía familia, traté de buscar a mis abuelos, pero nunca fueron a ningún refugio, o no los encontraron, supuse que murieron y con una amargura derritiendo mi interior, tuve que seguir viviendo con el hecho de que en realidad, no tenía a nadie.— Sí, pero ahora también me regañan por ti —Daniel me había estado ayudando a adaptarme en el ejército, aunque era muy irritante tener que hacerle caso. En el fondo sabía que disfrutaba golpearme en los entrenamientos.
Aunque era aún más satisfactorio cuando yo lo tiraba al suelo, dejándolo inmóvil.— Tampoco es muy divertido que me griten —murmuré fastidiada. El tono de desdén en su voz me molestaba ¿Qué pasó con eso de "te debo la vida"? Solo me hacía enojar, o yo me había vuelto muy irritable, quizá un poco de ambas.
— Lo hacen porque nunca obedeces —rodó los ojos, apretando sus puños.
— ¿Obedecer? —escupí las palabras a rastras, sabía que lo tenía que hacer y la mayoría de veces lo hacía, pero como todo, algunas veces me gana la impotencia y no controlo mi propia boca. No controlo nada en mi vida, en realidad.
— Eres soldado, recibes órdenes, no las das, tienes que ganarte el derecho de hacerlo. Aprende tu lugar —pareció que recitó aquellas palabras, Daniel era muy diferente cuando se trataba del ejército, parecía hasta consternado. Nunca le había preguntado a fondo sobre su pasado, solo sabía que Osiris era como su hermana y que haría lo que fuera por ella. Eso sí que lo entendía, mis hermanos eran la única razón por la que no había tirado la toalla hace tanto.
Me había ido bastante bien en todos los aspectos, entrenamiento, combate cuerpo a cuerpo, puntería, tácticas, operaciones, era buena en casi todo, solo un pequeño detalle hacía que corriera 50 veces más, o que hiciera 100 lagartijas, abdominales o una eternidad en plancha, y era el acatar órdenes.
En la simulación de operaciones, el líder del grupo nos ordenaba y posciocionaba, pero yo siempre tenía alguna objeción o corrección, a veces al momento de hacerlo tomaba otra desición, aunque saliera mejor el resultado, me arrestaban o castigaban. Llegaron a la conclusión de que lo seguiría haciendo apesar de las consecuencias, así que me enviaron al puesto más aburrido del mundo, secretaría. Mierda.En lugar de estar disparando, corriendo o golpeando, tenía que ordenar archivos, escribir reportes, enviar documentos, etc.
Landon estaba en esa sección, según él, su padre lo envió ahí para que no fuera obligatoria su participación en el frente. Para que no corriera el riesgo de morir.
No llevaba ni un mes en ese lugar y ya no aguantaba un día más. No me quedó opción mas que tratar de seguir el consejo de Daniel, aprender mi lugar en esa jerarquía, y por el tiempo que llevaba ahí, estaba en el puesto más bajo, ruin y despreciable. Prácticamente me trataban como trapo, las personas eran una mierda y más aún si eran superiores, prácticamente te agarraban de pendejo.Ese día en especial, todos estaban más insufribles de lo normal, iban de aquí a allá, y no paraban de gritar órdenes. No tenía idea de que pasaba y nadie me respondía. Tampoco es que mi existencia ahí fuera notable.
— Landon-
— Lleva esos reportes a la sala de juntas. Ya —no se tomó la molestia de dirigirme una mirada y siguió engrapando papeles desesperadamente.
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Azul Tormenta
Historical FictionMuerte en la Guerra. A lo largo de 60 años, una isla ha surgido al sur del océano pacífico, provocando la guerra entre países, peleando por un territorio del tamaño de Europa. De insultos, hasta virus mortales, son algunas de las maneras en las que...