9. El nuevo inicio

17 6 0
                                        

- Recuerden, estamos en nuestro camino, no podemos ayudar a nadie, no sentiremos pena por nadie.

Es cruel pensar así, pero supongo que no podía hacer otra cosa.

Dormimos por lo menos 2 horas, eso es suficiente para mí, en realidad no, pero quizás consiga un auto y mis hermanos duerman en el camino, llegando hago a un plan con mis abuelos.

Quizás lleguemos a una conclusión, idear algo, que tengamos un objetivo, una posibilidad, sí, la pensaremos en su momento, no hará un plan B.

Lukas se veía nervioso, sin embargo, Mika se notaba ausente.
Sabía que no volverían a ser los mismos niños que peleaban por tener la última galleta.

Aunque me hubiese gustado preguntarle por su actitud y hablar con Mika al respecto, no era un buen momento.
Solo tiene 8 años.
No debería haber visto lo que vió. Ninguno de los dos.

Ojalá el trauma les haga bloquear el recuerdo, quizá así sea mejor.

Teníamos que guardar silencio.
Seguimos caminando por unos minutos.

Cuando veíamos a alguien acercarse, nos escondíamos.
No tenía tiempo para sentir pena por los demás.

La cuestión está ahí.
El tiempo.
Desearía haber tenido más tiempo.
Era lo único que deseaba en estos momentos.

Tiempo de esquivar esa bala.
Tiempo de decirle a mi madre que la amaba.
Tiempo de decirle a James cuánto significaba para mí.
Tiempo de haber planeado algo mejor.
Tiempo.
Tiempo, tiempo, tiempo, lo que más tenemos, lo que más pedimos y lo que menos agradecemos.
Fue muy tarde cuando me di cuenta de eso.

Tarde, lamentablemente, no tenía tiempo de permitirme llorar más y sentir pena por mí.
Tenía que cuidar a mis hermanos, debía priorizar su seguridad.
Tenía que encontrar a James.
Y tenía que hacer algo al respecto con esta guerra.

Juro, que mataré a ese hombre, a ese imbécil que se llevó a James y mató a mi madre.

Los vengaré. Lo haré.

Aunque quizás más que una venganza, necesito tener un objetivo para vivir.

Aunque quizás más que una venganza, necesito tener un objetivo para vivir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¡Adalid! -me llamó Mika-. ¡Yo los conozco! Tenemos que ayudarlos.

Se veía preocupada por primera vez.

Miré hacía donde señalaba, una madre y dos sus hijos eran atacados por esos militares.

- Mika, no podemos, son demasiados.

- Pero Adalid, tenemos qué-

- No, no podemos, por nadie -decreté mirándola, quizás más intensamente de lo que debería.

- Dada -susurró Lukas, tomando mi mano-. ¿Estás bien?

Fruncí el ceño, y él señaló mis manos, las apretaba fuertemente.
Al dejar de hacerlo, las marcas de mis uñas quedaron en ellas.

Azul TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora