2. Las madres

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Al ver que ante mi constante mirada, no me hacía caso, me dediqué a observar los innumerables llaveros y pequeños juguetes que adornaban a Lucille. La mayoría de las veces descubría uno nuevo y este fue el caso al ver un llavero en forma de triángulo con un círculo y una raya en el centro.

¿Y si James es parte de un grupo satánico?
Imposible, con esa personalidad formaría parte de los ositos cariñositos.

- ¿Qué es eso? -pregunté señalando el objeto con mi dedo.

James le dirigió una fugaz mirada.

- Un collar.

Sin duda, es un erudito.

- Uh, tiene sentido -rodé los ojos-. ¿Qué es?

- Las reliquias de la muerte.

- Ah, pero ¿Qué son?

- Cuando era pequeño solía tenerle miedo a la oscuridad y mi mamá me leía los libros de Harry Potter para que pudiera dormir.

Eso no responde la pregunta.
Déjalo.

- James, si no quieres continúar, está bien -no, en realidad sí quería saber toda la historia, pero no quería que se sienta mal.

- Está bien, supongo que sería como desahogarme, terapia y eso.

- ¿Seguro? -miré de reojo el collar, se veía desgastado en algunas partes.

- Sí, bueno, no interrumpas o ya no seguiré -dijo sin apartar la vista de la carretera.

Asentí levemente.

- Ella solía usar ese collar, una vez le pregunté por qué siempre me leía los libros de Harry Potter, y ella me dijo que cuando no podía dormir por ruidos del exterior, su mamá o su abuela le leían Harry Potter, el collar, originalmente, era de mi abuela.

Por ruidos del exterior, quizá se refería a bombardeos.

- Es menos confuso de lo que suena, pero bueno, cuando su mamá murió, porque la vió morir, le dió su collar, y cuando mamá, se fue, me dejó el collar como separador en el último libro, y curiosamente, nos faltaba el último capítulo -rió sin ganas-. Pareció que esperó muchas noches para poder irse.

- Entonces si que es una reliquia, una muy especial.

Acaricié su hombro tratando de expresar compasión y el posó su mano derecha sobre la mía.

- Bueno, en realidad, sí lo es, representa a las reliquias de la muerte, la capa de invisibilidad, la piedra de la resurrección y la varita de Saúco, lo dice en los libros y en las películas, una historia hermosa dentro de una historia maravillosa -concluyó suspirando dramáticamente.

- Fingiré haber entendido ¿a dónde vamos? -pregunté riendo.

- A dónde vaya el viento.

- Que filosófico.

- Lo sé, siempre quise decir eso, mi mamá decía eso.

- Supongo que no puedo llegar a mi casa como si nada, y no puedo estacionarme enfrente de la tuya, él lo sabría.

- Gran lógica, James.

- Deberíamos dejar a Lucille en el bosque encantado.

- ¿Y luego?

- Cómo dije, me parecería muy hipócrita llegar a "mi casa" como si nada.

- ¿Entonces?

- Me da mucha vergüenza pedirte esto -soltó mi mano y la pasó por su cara, se aclaró la garganta y miró el volante unos segundos-. ¿Puedo, dormir en, tu casa?

Azul TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora