Mantuve el contacto visual lo más intenso posible.
Su mirada tembló o mi sentido de la visión falló.
Habían muchas formas en las que todo pudo haber salido mal, y aún existen muchas más en los que no solo podía salir mal todo, podía morir alguien o todos.
Esperaba que no se dieran cuenta de que en realidad no sabía lo que hacía.
No me sentía capaz de matar a alguien, siempre me había preguntado cómo es que las personas son capaces de matar y ya.
Supongo que la desesperación era impredecible.Simplemente me estaba mostrando segura y con confianza para que pensaran que sabía lo que hacía y que podía matar a alguien.
Mario se veía mucho más decidido que yo, ni siquiera temblaban sus ojos, pero si veías a detalle sus manos temblaban.
Seguí analizando a la persona que tenía enfrente.
El "jefe" no era el más viejo entre estas personas, tendría no más de 19 años.
Puede que ayer fueran los mejores amigos yendo al cine.Sus ropas estaban medianamente mugrientas, al igual que su rostro.
Detrás de él, pude ver a una chica, que miraba preocupada al chico que estaba amenazando con ahorcar.La noté, porque a diferencia de los demás, ella no me veía amenazante, me veía suplicante.
Su mirada me recordó a la de James.
Era muy parecida a las que él me daba después de cada pelea en las que me metía.Esos ojos brillantes, llegando asustado, mirando si tenía una herida, sin importar que tan pequeña fuese, se preocupaba.
— Dom, por favor —susurró la susodicha, sin apartar la mirada del chico.
— ¡CÁLLATE! —gritó más de lo necesario, su rostro se enrojeció de la furia.
La joven, retrocedió intimidada.
— Déjanos ir y no habrá necesidad de que muera nadie —tratando de negociar, mi mente comenzó a pensar en diferentes planes para salir de ahí.
En más de la mayoría, alguien salía herido.
Era difícil negociar con alguien enojado.— Dom, por favor —volvió a hablar la chica.
Y el tal Dom, estaba muy enojado.
— Dénme sus cosas, todas sus cosas —ordenó
¿Si se daba cuenta de que no traía nada, verdad?
Rodé los ojos y apreté el agarré del chico, la joven soltó un grito ahogado.
Realmente me sentía mal haciendo eso, pero es supervivencia.Entonces, no me sentí tan mal.
No era solo por mí.
No era solo yo, ya no lo sería nunca.— ¿Qué no ves? —dije enojada.
— ¿Tu muerte? Quizás —respondió.
Sonreí.
— No te reflejes en mí —amenacé.
La mujer que se había quejado al principio aplaudió.
Aparentaba más edad que la mayoría.
Por no decir que se veía vieja.
— Que espectáculo, de verdad, muy lindo eh —se burló—. Pero como verás, tanto tú, como yo, sabemos que no matarás a nadie, se te nota en los ojos, muy en el fondo.
¿Ésta leía miradas o qué?
Y antes de que pudiera darme cuenta, Mario comenzó a ahorcar a su víctima.

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Azul Tormenta
Ficção HistóricaMuerte en la Guerra. A lo largo de 60 años, una isla ha surgido al sur del océano pacífico, provocando la guerra entre países, peleando por un territorio del tamaño de Europa. De insultos, hasta virus mortales, son algunas de las maneras en las que...