Habían pasado algunas horas, nos acercábamos a unos edificios algo destruidos y la noche ya había llegado.
Un gato negro nos había comenzado a seguir hace un rato.
El oscuro cielo despejado intimidaba a los más pequeños.
Los cuales se asustaban ante el más mínimo ruido.
Aunque tampoco habían muchos.
Solo los ligeros ruidos de nuestro caminar.
Del roce entre las suelas de los zapatos y el cemento, o lo que quedaba de él.
Las respiraciones cansadas y los suspiros de algunas personas.
Daniel se veía mal, es decir, peor.
Aunque no tanto como para morir en unos minutos.
Osiris tenía una mueca de preocupación constante, la cuál aumentaba al momento de escuchar un quejido de él.
Algunas personas seguían conmocionadas por los sucesos anteriores, no las culpaba, y no debería.
Ver morir a personas que conoces no es un sentimiento agradable, ni siquiera debería existir.
No se lo deseo a nadie.
- Descansaremos al llegar a esos edificios -hablé, señalando aquellas contrucciones, por lo que creo, parecieron ser gigantes en un pasado.
Algunos suspiraron con fuerza, quizás de fatiga, otros soltaron uno de suficiencia.
Suspiran mucho, suspiramos mucho.
Estábamos caminando muy lento, más que nada por algunos heridos y los pequeños niños cansados, por suerte no habían hecho ningún berrinche.
Creo que entendían que todo iba mal, cómo la mierda, es que se sentía.
Estaba algo desesperaba por lo lento de la caminata, pero no era tan insensata para irme hasta adelante, lejos del grupo.
Las 12 personas estábamos agrupadas en un círculo amorfo, caminando en silencio y sin hablar.
Nadie lo hacía, ni siquiera un par de murmullos.
Me gusta el silencio cuando estás sola en casa, sabiendo que tu mamá va a regresar regañándote por no haber hecho algo.
Pero ahora sé que mamá no va a regresar.
Y esa era la diferencia, lo que dolía.
Un silencio es reconfortante cuando sabes que no estás en peligro, cuando ni siquiera se te pasa por la cabeza la posibilidad de morir.
Éste silencio era abrumador, todos tenían una historia, una muerte a la que le lloraban, una persona por la que seguían caminando, quizás más.
Yo también las tenía.
Pero el silencio hacía que me concentrara más en cada uno de mis pensamientos.
Sobrepensar no me ayudaba a superar.
Mamá y su último suspiro, sus últimas palabras, su último latido, su último todo.
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Azul Tormenta
Narrativa StoricaMuerte en la Guerra. A lo largo de 60 años, una isla ha surgido al sur del océano pacífico, provocando la guerra entre países, peleando por un territorio del tamaño de Europa. De insultos, hasta virus mortales, son algunas de las maneras en las que...