Es el amor quien llega

Necesito una compañera 9

Narra Ana Gabriel

Toqué tres veces  la puerta de la habitación que me habían dicho en la recepción, estaba esperando muy nerviosa, la puerta se abrió dejándome ver a un muchacho que pude reconocer como el hermano de Lucía.

—Señorita—Sonrió.

—Buenos días —sonreí—. ¿Esta Lucía?

—Por supuesto—Se hizo a un lado—. Pase.

Cuando entré a la habitación pude ver los zapatos de Lucía y las chaquetas de Joaquín.

—Siento el desorden señora Ana Gabriel, lo que pasa es que ayer tuvimos concierto y apenas cruzamos la habitación, nos fuimos a dormir—Se disculpó el muchacho.

—Oh no hijo, no te preocupes, te juro que los entiendo—Ambos reímos.

—Supongo que viene a ver a Lucía, déjeme ir a buscarla.

Joaquín llamó a la puerta y esperó unos segundos sin respuesta, luego volvió a llamar más fuerte.

—¡Qué!—Se escuchó la voz de lucía.

—Hermanita—Joaquín estaba conteniendo la risa.

—Joaquín, ¿sos pelotudo? Te dije que me dejarás dormir.

—Es que hay alguien que quiere verte.

—No estoy para nadie. Buenas noches.

—Es tu amiga Ana gabriel...

Después de unos segundos se abrió la puerta, pude ver a Lucía con su bata rosa, su rostro todavía estaba adormilado y su cabello estaba un poco levantado, miró a Joaquín y luego me miró a mí.

—Hola Ana, lo siento—Saludó apenada.

—Yo tendría que disculparme, no pensé que estuvieran trabajando ayer.

—Para nada mujer—Sonrió—. Ven pasa—me invito a su habitación.

—María Graciela, que grosera ¿esos modales te enseñó mamá?—Dijo joaquín—. Disculpe Ana, ¿quiere desayunar? ya está listo.

—Eso, vamos, vamos—Dijo lucía y me llevo arrastras a la mesa—. Tengo hambre.

—Gracias—Sonreí—. Pero a lo que venía era a invitarte a un viaje. 

—¿Un viaje?—Preguntó ella.

—Quiero invitarte a la ciudad de Acapulco—Dije emocionada—. Podemos ir a la playa y ver a los clavadistas saltar en La quebrada.

—No sé...—dijo ella dudosa.

—Perdón por meter mi cuchara, pero creo que deberías aceptar, ya que desde que hemos venido a México, estamos trabajando,  en los próximos días tendremos un descanso. No esté de más aceptar este viaje—Me apoyo joaquín—. También debemos aprovechar estos últimos meses que tenemos aquí.

—¿Últimos meses?—Pregunté.

—Sí, 4 meses para ser exactos—Contestó Lucía mientras se quedaba pensativa.

...

—¿Llevas todo verdad?—Preguntó Joaquín. 

—Ay sí—Contestó Lucía. 

Después de hablar bien, aceptó el viaje, íbamos a salir esta noche así que no había tiempo que perder. Por mi parte me había quedado toda la mañana con los hermanos galán, definitivamente fue lo mejor de mi semana, ver a Lucía con ganas de golpear a Joaquín me hacía reír.