Narra Ana Gabriel
Sentí unas palmaditas en el hombro, me asusté un poco porque estaba sola en casa pero veo que es Lucía, ya está de regreso, su cabello era de otro color, se veía un poco más oscuro. Se humedeció los labios y esbozó una media sonrisa.
—Levántate y vestite.—Ordenó y salió de la habitación.
No tenía idea de lo que quería, pero me vestí y me lavé los dientes cuando terminé de prepararme fui a abajo, ella estaba esperando junto a la puerta y cuando me vio en el escalón superior, me indicó que saliéramos de la casa donde nos metimos en el auto. Ella no hablaba y yo tampoco sabía que decir porque su actitud me intimidaba. Lucía conducía sin decir una palabra y sin siquiera mirarme, el silencio era incómodo y me mataba.
—Te ves muy bella.—Comenté mirándola.
La verdad era que si estaba hermosa, usaba tacones negros y un vestido corto de flores hasta la rodilla que le favorecía en este día caluroso.
—También lo estás.—Se digno a decir, dándome una mirada rápida.
Llevaba zapatos negros y un vestido con estampados de colores vivos, diría yo.
Regresamos a un silencio que rompí, la ansiedad de saber a dónde me llevaba me mataba.
—¿Donde vamos?
—Primero a desayunar.—Seguía con la vista en el camino.
—¿Y después?—Pregunté, impaciente por una respuesta concreta.
No contestó.
Paramos en uno de los restaurantes al aire libre, desayunamos en completo silencio, Lucía se ofreció a pagar todo, pero esta vez yo tenía que manejar, lo que me ayudó con lo que no contaba fue que ella me diera indicaciones, fuimos a una plaza donde bajamos las dos y caminamos hasta uno de los bancos, que estaban lejos de todo para que nadie nos molestara, pero no había ni un alma en el lugar. El lugar tenía el césped bien cortado y flores, un lugar muy bello, nos tapaba la sombra de los árboles.
—¿Qué hacemos aquí?—Mi pierna comenzó a moverse de los nervios.
—Quiero terminar con todo de una vez por todas.
Me asusté.
—¿Te-terminar? ¿Terminar qué?—Mi voz comenzaba a quebrarse—. ¿Ter-terminar con-conmigo?
—No me estás entendiendo—Negó con la cabeza—. Me refiero a que quiero hablar con vos.—Aclaró.
—Y... y bien—Aclaré mi garganta para deshacerme de el nudo que se había formado—. ¿Qué querías decirme?
Lucía se quedó callada mirándose los zapatos por unos segundos, luego me miró a mí.
—¿Qué sentiste cuando estuviste con ella?—Su mirada estaba clavada en la mía.
—La verdad mentiría si te dijera que lo disfrute porque... porque no fue así, ni en el momento del acto ni después.—Confesé con sinceridad.
Ella tragó en seco. Sabía que estaba tomando fuerzas para hablar.
—¿Besaste su cuerpo?—Acomodó su cabello para un lado.
—No, no fue así, ni siquiera la acaricié…—Me sentí incómoda hablando de eso con ella sabiendo que seguro que la estaba lastimando.
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Es el amor quien llega
FanfictionSi miras las estrellas buscando un no sé qué. Si sientes que tus ojos se humedecen sin querer. Si notas que el calor , te viene a golpes de tensión. Y pega fuerte, fuerte, fuerte... Entonces, mucha suerte. -una novela entre Lucia Galán y Ana Gabrie...