Luna

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Narra Ana Gabriel

Han pasado pocos años pero ha habido grandes cambios en mi vida toda mi felicidad estaba centrada en mi hija y en mi carrera mientras estén bien no me faltaría nada. Hoy estaría cumpliendo mi sueño de cantar en la plaza de toros, el lugar estaba lleno y aún había gente esperándome. Fue un conjunto de emociones, uno de mis sueños hecho realidad después de varios años, y aunque las personas que me acompañaban años atrás ya no estaban a mi lado o ya no eran las mismas, hoy solo me queda agradecer por interno el apoyo de todos los que me lo han dado.

—¿Y estás nerviosa?—Juanga me hablaba desde el teléfono.

—Es un conjunto de emociones, no sé si reír o llorar, gritar o cantar—Reí.

—Sabes que es normal, lo harás increíble.—Apoyó—. Oye hablando de otra cosa...

—Dime—Dije expectante.

—¿Qué pasó con Diana Verónica?—Rió con picardía—. Apoco ya se sacaron las ganas.

Sentí mis mejillas rojas.

—¡No hablaré de eso contigo!—Reí por pena.

—Agh, ¡¿Por qué no?!—Se indigno.

—Sabes que sólo veo a Diana como una amiga, nada más.

Alberto murmuró algo que no pude entender.

—Mi vida ya debo irme.—Dije terminando de anotar las últimas melodías—. Debo ensayar.

—Suerte mi mujer.

Colgué el teléfono y salí del camerino, me encontré con el equipo de sonido, los músicos y el equipo de iluminación, todos los miembros del equipo se movieron rápidamente, algunos charlaron entre ellos y otros vinieron directamente a mí para preguntarme cómo iban las cosas.Me encanta trabajar y me atrevo a decir que me encanta tener los pelos de punta a todos para que todo esté de acuerdo a lo que yo quiero y hasta me encanta la presión que ejerce un concierto tan grande como este, lo que no me gusta es que mis emociones estén a flor de piel porque me juegan en contra, pero hoy no, hoy lo voy a hacer bien.

—Estrella—Diana entro al camerino para ayudarme con el vestuario.

—Están en el cielo—Respondí mientras sonreía.

—Pero ninguna brilla como la reina Ana Gabriel.

Llego el momento, ya me había maquillado y puse en mi rostro una sonrisa que no podía borrar y mis ganas de hablar con el público eran impresionantes. Recibí un saludo de Diana y sus buenas energías antes de salir al escenario.

Todo fue grandioso, baile, grite y hasta me despeine. Todo era felicidad hasta que toco la canción que me unia con alberto y volvió el sentimiento ¿porque lo hice en ese momento? Nunca lo sabré, tal vez con la esperanza de que la escuche y sepa que todavía la tengo en mi mente, aunque la canción no pertenezca a nuestra historia.

—Luna, tú que la ves...

Aunque no quería llorar, no pude evitar hacer muecas, mi sonrisa se desvaneció a lo largo de la canción y en un momento pensé que no podía sostenerme de pie, así que tuve que sentarme, me sentía pequeña y mis emociones estaban retorcidas. De nuevo. Se me quería cerrar la garganta pero mi mente no lo permitía había trabajado tanto para llegar a donde estoy hoy.

Al terminar el concierto no pude dejar de agradecer a todo mi público, toda esa gente estuvo solo por mí, ahora la emoción se apoderó de mi cuerpo y solo quería quedarme allí hasta que amanezca.

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⏰ Última actualización: Feb 16, 2022 ⏰

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