Ven a ver llover 6

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Winston había dicho que necesitaba una reunión conmigo y Joaquín, aparentemente tenía que darnos una noticia que sería muy importante para el dúo, no teníamos idea de qué se trataba, pero hoy lo sabríamos.

—¿Te gusta mi falda? —le pregunté a joaquín— mamá me la regaló.

—Veo que desde que no vivo con ustedes ahora van de compras —Dijo y puso los ojos en blanco— aunque tu ropa no es muy bonita, muestras demasiado.

Yo vestía con una minifalda roja y una musculosa negra con correas cruzadas en la espalda. Me sentí cómoda y fresca. A veces no me gustaba la ropa que elegía mamá, pero esta vez me sorprendió. Miré a Joaquín y analicé su estilo de hoy: vestía una camisa de cuadros que era horrible y jeans, al menos el pantalón es bonito.

—Qué horrible que es esa camisa—dije rompiendo el silencio para comenzar una pelea, lo normal en nosotros.

—Ya déjame tranquilo—Contesto mirándome de reojo—Intento crear otra canción y solo me estás molestando, ¿no te cansas, lucia?

Sabía que no estaba componiendo porque su pie derecho estaba quieto, cada vez que él componía lo movía. También sabía que no se sentía muy a gusto conmigo, no sabía qué le pasaba pero sabía que algo le molestaba, tal vez era yo o algo más. En muchas ocasiones Joaquín es un hombre muy misterioso y es muy difícil conseguir que diga qué le pasa o siente.

—Oye, ¿Qué sucede?, ¿piensas tratarme mal todo el día?—Me crucé de brazos y lo miré, pero nada, no se movió ni me miró y no había indicios de que me hablaría.—Por favor, Joaquín, te estás portando como un niño.

Después de unos segundos se dignó a mirarme, su mirada era de molestia, dejó escapar un profundo suspiro mientras negaba con la cabeza, sabía que mi regaño venía.

—¿Crees que yo estoy muy feliz con la noticia de tu noviecito?—dijo en tono molesto— No me gusta, mucho menos me agrada que él sea mayor que tú, ¡tú apenas tienes dieciocho años y él cuarenta y cinco! cuando se canse de ti, te va a tirar como si fueras basura—Suspiró y trató de calmar su respiración—Lucía, te amo más que a nada, eres mi compañera, mi hermanita, pero ese tipo no me gusta para nada, sé que los hombres de su edad solo buscan una cosa. Sólo te va a amargar la vida.

Apreté los labios y fruncí el ceño, mi cara estaba muy caliente, pero esta vez no por vergüenza, sino por ira.

—¡¿Por qué todos dicen eso?!—Hablé levantando la voz, realmente no me importaba si las otras personas que pasaban por la oficina escuchaban, diríamos que estábamos practicando una canción y se lo creerían.

—Porque es un hombre mayor que ya ha experimentado el amor, si es que alguna vez lo sintió. Él solo te quiere por una cosa y sabes a lo que me refiero, no quiero que te haga daño, no quiero que te haga sufrir cuando te deje solo porque obtuvo lo que quería; jugar contigo.

Nos miramos a los ojos, los míos se llenaron de lágrimas por el enfado  Joaquín nunca me hablaba así, al contrario, solo usaba ese tono cuando quería que entrara en razón, al parecer lo que estoy haciendo ahora es uno de esos momentos.
Sé que a Joaquín le gusta cuidarme pero ya no soy una niña, merezco tener mi historia de amor que es y será con Hugo.

—No quiero hablar más de esto, sé que es inútil hacerte entrar en razón. Si vas a estar con ese idiota, al menos intenta que no lo vea porque te juro que lo voy a matar.

Antes de que pudiera contestar, la puerta de la oficina se abrió, dejando ver a Winston -vestía un traje negro que lo hacía muy elegante-, detrás de él, un chico con barba y cabello rizado, me divertía por su parecido con Joaquín.

Es el amor quien llegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora