Cosas del amor 2

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Narra Lucía Galán

Joaquín se había ido y nosotras bajamos a la sala, ella estaba sentada en el sofá y yo estaba sentada frente a ella, solo escuchando nuestras respiraciones.

—María...—Empezó ella.

—Por favor...

Iba a suplicar, pero ella me callo.

—Basta.—Pidió en un susurro y una cara de cansancio—. María, creo que será mejor si nos tomamos un tiempo.

—¿Un tiempo?

—Sí, un tiempo.—Reafirmo—. Debemos... debemos pensar muchas cosas.

No quería entender por qué por un tiempo. Necesitaba una explicación, no quería que todo terminara.

—¿Pensar que cosas?

Levantó la cabeza y nuestras miradas se conectaron, pude ver  su mirada angustiada, dejó escapar un suspiro y varias lágrimas rodaron por sus mejillas.

—Esta competencia por  amor ya nos está matando.—Confesé—. Ya no sé lo que pasa porque ya no podemos estar en paz como antes, como cuando empezó nuestro amor.—Mi voz estaba tomada por el llanto—. No es solo por ti, también es por mí, t-tal vez ya no siento lo mismo.

Esas últimas palabras fueron suficientes para destruirla, pero no sé porqué salieron. Ana me miró como si un balde de agua fría hubiese caído sobre ella.

—¿Ya no sientes nada por mí?—Preguntó cabizbaja, el cabello tapaba una parte de su cara, mientras algunas lágrimas comenzaban a bajar y morían en su ropa.

Ya no estaba segura de lo que sentía, mi amor por Ana se convirtió en un signo de interrogación, ¿la seguía amando o era solo un hábito? No lo pensé y tal vez fue mi error ir tan rápido.

No podía quedarme callada, ya había dicho cosas y ella tenía el corazón roto pidiendo una explicación con la mirada.

—Creo que las dos estamos en un momento de duda, tal vez estabas triste y por eso me aceptaste y yo... tal vez te acepte porque me ayudaste a superar momentos horribles de mi vida... ya no lo sé, Ana.—Sorbi mi nariz—. Quizás Verónica tenía razón y no querías una niña porque aunque nos llevemos 6 años de diferencia... hay diferencias que tratamos de resolver pero no podemos.

Las dos lloramos, yo por la descarga y  por el miedo a perderla, pero también estaba llena de dudas escondidas, no podía creer que pudimos llegar a este punto. No quería que ella pensara que todo esto fue sólo un juego de mi parte y más con todo lo que había hecho por mí durante años para nuestra relación, pero ahora necesitábamos un tiempo.

—Yo te amo—Tome su mano—. Pero tal vez sería mejor...

—Darnos un tiempo.—Quedó pensativa mirando a la nada—. Creo que lo que necesitamos no es un tiempo.

—¿Qué?—Me saco de lugar.

—Quieres formar una familia, tienes sueños y metas por cumplir y yo... soy solo un escollo en tu camino.—No me miraba a los ojos, pues sabia que aguantaba las ganas de largarse a llorar—. Tú mereces ser feliz, realmente quiero que lo seas, pero no puedo pedir algo que no estás recibiendo de mí.

—Ana...—Intenté acariciar su rostro, pero ella se alejó.

—Quiero que me olvides y que te enamores de alguien más, formes una familia y que me olvides.

Se levantó del sofá y me dejó sentada con mil quejas en la garganta, no podía creer lo que estaba pasando.

"Por tu felicidad, Acosta de la mía".

...


—Lucía.

Joaquín me abrazó y comencé a llorar en sus brazos.

—Ya no llores, ven, ven, pasa.

Ambos entramos a su casa, él cerró la puerta y me tomó en sus brazos para llevarme a su habitación, pidió un té de hierbas para calmarme y suavemente me recostó en la cama.

—¿Qué fue lo qué pasó?—Preguntó y yo comencé a llorar peor—. Oye, cálmate, Gachy, todo va a estar bien.

Se acostó a mi lado y apoyó mi cabeza en su pecho mientras me palmeaba la espalda, gesto que hacía desde niños cada vez que lloraba, ya fuera por un golpe, por tristeza o por una rabieta. Con él me sentía segura para llorar, pero lo que no esperaba era que no me hiciera una pregunta más, me estaba dando mi tiempo para desahogarme.

—Se fue, Joaquín, se fue y yo la amaba tanto.—Exclamé mientras lo abrazaba más fuerte, sintiéndome vacía.

El intentaba secar todas las lágrimas.

—¿Se ha ido para siempre o se ha ido por un tiempo?—Beso mi cabeza y me acomodo mejor—.  Lu, sos mi hermanita y te amo, pero por favor cálmate un poco, trata de respirar mejor y hablemos bien, ¿si?

Asentí con la cabeza y respiré hondo cerrando los ojos y tratando de calmar los sollozos.

—Dijo que merezco ser feliz pero no me da la felicidad que quiero y... y que mejor me busque a otra persona y me olvide de ella porque lo único que quiere es verme feliz pero... pero... yo le dije que ya no sabía si la amaba.

—Shhh—Me volvió a abrazar.

Continuará...

Ultimos capítulos.

Es el amor quien llegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora