Capítulo 5

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Narra Ana Gabriel

Lloraba, ¿cuánto tiempo no lo hacía por esto? Hacía mucho tiempo, ahora iba a extrañar a Verónica, se iba a Argentina a protagonizar una novela, para ella es hermoso ya que ama a Argentina pero es horrible para mí ya que significaba no poder besarla por mucho tiempo, abrazarla y hacer esas cosas que hago cuando estamos solas.

Estábamos en mi departamento sentadas al borde de la cama yo tenía mi cabeza en su pecho y ella me acariciaba la espalda, me dolía tanto tenerla lejos y aun más sabiendo que se iba a besar con esos galanes de telenovela, no es que sea tóxica pero a veces tengo dudas de si realmente me ama como antes. En los últimos meses, Verónica estuvo muy distante de mí, no pasamos tiempo juntas, ni siquiera me dejaba ir al parque con Cristian y Michelle. Por la noche, pasaba horas hablando por teléfono y luego simplemente me ignoraba, su distancia me duele. Ella no es la Veronica de la que me enamoré hace años atrás.

-Por dios Ana, dejar de llorar -dijo, separándome de ella-. Sé que te duele que me vaya, pero no puedes estar así, mujer, eres grande, ya no tenemos quince años, por favor -puso los ojos en blanco- prometo llamarte por la noche, ¿de acuerdo?

‐Sí -sorbí mi nariz.

Verónica acarició mi mejilla y se acercó a mis labios para besarlos. Pensé que sería un beso largo y apasionado, lleno de calidez y amor, pero no, fue solo un pico frío y distante. Luego se levantó de la cama y agarró su bolso de camino a la puerta. Me quedé perpleja, ¿no pasaría la noche conmigo?

-Amor -la llamé. Ella ya había abierto la puerta y tenía un pie afuera.

Esperaba que se diera la vuelta o simplemente me dijera "adiós", pero no. Salió del todo y cerró la puerta detrás de ella, dejándome sola y confundida.

No quería aceptar lo que hace tiempo me temía... no ahora, por favor...

...

Estaba caminando por la playa, necesitaba un momento para procesar todo lo de anoche, Verónica me llamó a la madrugada y me dijo que no la vaya a despedir al aeropuerto porqué, según ella, sería más difícil; así que decidí aprovachar hoy que no tenía trabajo para poder relajarme un momento, estar en paz y disfrutar el sol y las olas.

-¡Cuidado!

Escuché un grito y luego vi a una persona chocar conmigo, obviamente, nos caímos al piso, estaba encima de mí y yo fui aplastada por su cuerpo.

-Lo siento, lo siento -dijo parándose y luego me extendió la mano, la tomé y sacudí mi ropa-. ¿Te hice daño?

-No te preocupes, es solo un golpe y la arena no duele, ¿verdad? -Dije divertida y levanté la cabeza, al verla abrí los ojos muy grande- Lucía.. ¿qué haces aquí?

Ella acomodó su cabello y sonrió.

-Vengo a disfrutar de la hermosa playa, es cierto lo que dicen, las playas de México son mucho mejores que las de Argentina, mucho más... hermosas. Al igual que algunas personas -comento- también vine a ver si podía encontrarte y estropearte el día -dijo con maldad y yo reí.

-Qué extraño que no estés con tu hermano -dije y lamí mi labio inferior- parecen siameses cada vez que los veo están juntos.

-Es solo que no le gusta este solo -rió- él es el mayor y tiene mucho cuidado de que no me pase nada.

-Pobre de él, a ti re encanta hacer travesuras -dije y ambas reímos.

Es el amor quien llegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora