Narra Ana Gabriel
—¿Cuando un día te levantes y ella ya no quiera más, qué harás?—Preguntó Diana Verónica.
—Basta—Respondí y me levanté de mi asiento. La oficina sin duda me estaba volviendo loca.
—Ana no me gusta verte así, pero si empezó a negarte ahora, ¿qué te espera en el futuro?—Tomó mi brazo y me acerco lentamente a ella—. Termina esto antes de que te haga lo mismo que Verónica.
La miré y me solté de su agarre, sin importarme si podía lastimarla, la miré de mala manera y tratando de calmar mi enfado, le respondí.
—Escúchame Diana Verónica, Lucía no es igual que todas, ella me ama.—Me lamí los labios y, sin apartar los ojos de ella, volví a hablar—. Solo se asustó cuando esa señora le preguntó si tenía una relación... Mirtha es una de las "reinas" —Hice comillas con los dedos—. De la televisión argentina. Es homofóbica, es obvio que Lucía no le dirá "Sí, estoy en una relación con una mujer" porque aún no es su momento.
—Ya llevan diez años—Murmuró.
—Todos tienen su tiempo.
Ambas guardamos silencio, solo se oían los pasos de las otras personas que se estaban yendo de la oficina, Diana cambió su rostro seriamente y dejó escapar un suspiro.
—Ana ya tienes 35 años, así que no puedo decirte lo que debes y no debes hacer.—Resignada, comenzó a guardar sus muestras de tela y su libro de diseño en su bolso.
—Gracias por respetarme Diana.
Ella soltó una carcajada irónica.
—No es respeto, es agotamiento. —Me miró de nuevo—. Estoy cansada de que siempre creas en palabras bonitas, estoy cansada de que no te des cuenta de que...—Volvió a hacer silencio.
—¿De qué?—La miré a los ojos.
Diana se acercó a mí, dio un paso más y más cerca, al punto de dejarme apoyada contra la puerta de mi oficina, me arrinconó como si no quisiera que me escapara, tenía curiosidad por saber qué haría mientras ella parecía decidida a cometer la acción.
—Estás cansada de llorar y decepcionarte, sé que las últimas semanas han sido terribles, aunque no me lo digas, lo sé. —Acomodó un mechón de mi cabello largo y lo colocó detrás de mi oreja—. Sé que te duele vivir el amor en secreto.
—Diana..—Intenté salir.
—Ana.
Diana se acerco más y cerró los ojos, no pude hacer ningún movimiento, ella comenzó a besar mis labios de una manera apasionada, de verdad podía sentir lo que ella me quería transmitir. Pude ver como lo disfrutaba, como si ella estuviese esperando mucho tiempo para hacerlo.
Para mí la mejor manera de conectarse con alguien es el contacto físico, y de verdad podía sentir el amor que ella trató de trasmitir, el anhelo y el cariño, su cuidado para no lastimar mis labios era único. Ha pasado mucho tiempo desde que me dieron un beso tan lleno de amor y esperanza eso era lo que sentía en este momento, respondí al beso pero no me moví, no la abracé ni le acaricié las mejillas, solo moví mis labios para que se ajusten a los de ella.
"—¿Aceptas ser mi esposita?—Dije con una sonrisa.
—Sí—Recuerdo su risa de emoción—. Acepto ser tu esposita."
Tarde, pero me di cuenta de que estaba engañando la confianza de mi esposa, solo besar a otra mujer que no era ella, estaba cometiendo traición.
Me alejé de Diana y abrí los ojos, pude ver que estaba con la respiración agitada pero aún mantenía los ojos cerrados después de unos segundos los abrió.
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Es el amor quien llega
FanfictionSi miras las estrellas buscando un no sé qué. Si sientes que tus ojos se humedecen sin querer. Si notas que el calor , te viene a golpes de tensión. Y pega fuerte, fuerte, fuerte... Entonces, mucha suerte. -una novela entre Lucia Galán y Ana Gabrie...