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"¡Es el colmo!" Athenea movió su mano derecha con disimulo y sus ojos brillaron de un color dorado intenso, atrás de Suvieshu un gran jarrón se elevó y apuntó peligrosamente al emperador.

Sin duda, había pasado mucho tiempo con Kosair, el hijo mayor de la casa Troby era demasiado impulsivo y peligroso, cuando Athenea vivió en esa casa se acercó mucho al joven, quizás por eso compartía algunas cosas con él, una de ellas era sus impulsos cuando se trataba de Navier, mientras Athenea era alguien calmada y con mucha paciencia, Kosair era todo lo contrario, pero con Navier la pelirroja cambiaba, prueba de ello era que en ese momento estaba por lanzar un jarrón enorme al emperador.

— Por más que lo piense, no se me ocurre nadie más que tú que se beneficie de ese rumor — dió sus razones el emperador — Al fin y al cabo, Rashta es tu rival amorosa — Athenea casi deja caer el jarrón al escuchar eso.

Navier quería que su amiga dejará ese jarrón en su lugar pero no encontraba la manera de convencerla sin ponerla en evidencia.

Si Athenea le hacía algo al emperador el imperio buscaría venganza, así que acabarían con la vida de la pelirroja, pero al hacer eso, Magique no se quedaría de brazos cruzados al ver cómo acababan con la vida de su princesa, por lo cual harían una guerra, una guerra que el Oriente perdería.

Navier se había ofendido y le había dolido lo que el hombre decía, por un momento quiso ser ella la que golpeara al hombre por esas acusaciones, pero no lo haría, y no dejaría que su amiga lo hiciera.

Rápidamente se puso de pie, ella no tenía a un hombre que fuera "su amor", si bien sentía algo por Suvieshu, este se estaba encargando de destruir todo bello sentimiento que ella sintiera por él.

— Tu amante no es mi rival amorosa — declaró con firmeza y disimuladamente le dió señales a la pelirroja para que bajará aquel jarrón.

Athenea obedeció, y no solo porque la rubia lo pidiera, sino porque había recordado las consecuencias, y la verdad, no quería que su reino hiciera una guerra.

— Tu no eres "mi amor", así que ¿Como va a ser mi rival amorosa? — "¡Que te arda!" Pensó Athenea con una sonrisa orgullosa. — Lo que sucede entre tu amante y tú no es de mi incumbencia, me canso de solo pensarlo — se giró pera salir de la habitación — Así que no me metas más en esto — dijo mientras salía, Athenea se quedó, tenía que hablar con el emperador.

— Le dije que no quería que esa mujer se acercara a la emperatriz — dijo Athenea, Suvieshu se giró y la vio, está estaba mirando sus uñas.

— Y no lo ha hecho — la mirada de la pelirroja se oscureció.

— Ya vino a esta habitación, y todavía tuvo el descaro de llamar hermana a la emperatriz — acusó — aún siendo plebeya, que es lo usted dice que era, debe saber que ella y emperatriz están en posiciones muy distintas, usted debe saber muy bien que una amante y la esposa no se llevan, ¡Oh! Y también deje de hablar sobre ella cuando está con la emperatriz, porque le recuerdo que su esposa se llama Navier, no Rashta — y sin dejar que hablara el hombre ella salió de la habitación.

"Tengo que decirle a Rashta que no se acerque a Athenea" pensó intranquilo el emperador.

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— ¡Ya me tiene harta! — Athenea lanzó unos objetos pero antes de que cayeran al suelo empezaron a flotar.

— Princesa Athenea — Eliza intentó calmar a la pelirroja pero está solo expulsó una energía que hizo que todo volara pero en un segundo volvió a su lugar.