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Una hermosa pelirroja de ojos azules sentía que las lágrimas en cualquier momento correrían por su rostro.

Amaba a Darío con todas sus fuerzas, quizás más de lo que alguna vez imaginó amar a alguien.

Lo amaba tanto que cuando esté le pidió matrimonio aceptó sin dudar, cuando él le dijo que harían una hermosa familia ella se emocionó y soñó con ello.

Pero todo hermoso sueño fue destrozado cuando su prometido llegó a su casa con las ropas manchadas de sangre, cuando este sin decir palabra alguna se la llevó y la alejó de su hogar.

Cuando se enteró que estaba embarazada no sabía si era una buena o mala noticia, amaba a su bebé, y amaba a su prometido, pero no quería que él pequeño ser que en ella crecía fuera conocido por ser el hijo de un asesino como Darío.

— ¡Roux! ¡Roux! — la voz de William la hizo asustar.

Su pareja la dejó allí, escondida, sabía que algo iba a salir mal, sabía que una guerra no era lo indicado, sabía que Darío hacia mal, lo intentó hacer razonar, pero el odio que sentía a causa de la muerte de su madre era más grande que cualquier otra cosa.

— ¡Roux! — el Rey se acercó a la pelirroja para después abrazarla.

La joven alzó se aferró a su cuñado mientras lágrimas corrían por sus mejillas, si William estaba allí significaba que Darío había perdido, es decir, habia muerto.

— Lo siento — murmuró el pelinegro mientras le daba palmadas en su espalda.

— Yo... Yo... — su voz poco a poco se fue apagando.

Las fuerzas que tenía poco a poco fueron disminuyendo, no sabía si era por su poca salud, por su embarazo, por llorar, o por su tristeza.

— Mi... Bebé — cayó desmayada en los brazos de William.

El pelinegro la sostuvo en sus brazos mientras asimilada lo dicho por su cuñada, ¿Bebé?, ¿Acaso había oído bien?, Con cuidado llevó su mano al vientre plano de la fémina y sintió algo extraño, la familia de Roux no tenía magia, pero sentía como si dentro de ella lo hubiera.

Con todo el cuidado posible la cargó en sus brazos para sacarla de ese lugar y así poder llevarla a Magique para que fuera atendida por los mejores médicos.

"Si espera un bebé yo lo cuidaré, porque no importa lo que hizo mi hermano, ese niño es de mi familia"

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Actualmente...

Athenea entró a la habitación de su cuñada mientras ideaba como hacer pagar a Sovieshu por la estupidez de golpearla.

— Necesito conseguir tela azul — le dijo Navier a la Condesa Eliza mientras veía como su amiga se iba al balcón.

La princesa estaba furiosa, quería hacerle mucho daño al Emperador, y no que decir de Rashta, a ellos dos los quería matar.

"Maldito, estúpido, hijo de..."

— Thea — la Emperatriz la llamó — No te detendré en lo que planees, pero por favor, no hagas una locura, se que tú enojo explotó tras ese golpe — puso una mano en el hombro de la pelirroja.

— Navi, jamás me dejé golpear, ningún hombre me ha puesto la mano encima, y si alguna vez lo hicieron fue en algún momento de debilidad, ponerme la mano encima fue el peor error que pudo hacer Suvieshu — le informó Athenea mientras miraba al cielo.

Protected » [Kosair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora