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Un pelinegro observaba desde la oscuridad y la lejanía cómo es que una joven pelirroja de catorce años entrenaba junto con un rubio.

Se parece a Roux... — susurró con una sonrisa mientras veía como hacía sus movimientos.

Pese a que su amada no contaba con buena salud siempre le gustó manejar la espada.

Su mirada volvió a recaer en la joven, su pelea con el chico parecia ser más que un entrenamiento, pareciera como si quisieran matarse, el cabello rojizo de la menor parecía volar con cada movimiento que hacía.

De un momento a otro ella cayó al suelo con la punta de la espada cerca de su cuello, la pelirroja sonrió divertida, le encantaba entrenar con Kosair por el hecho de que ninguno se contenía.

— Sigo siendo mejor que tú — se burló el mayor mientras agarraba de la mano a la princesa.

Esta se puso de pie para después sacudir su pantalón para quitar el polvo.

— No lo creo — dijo antes de pasar su pierna por los pies del mayor para que este se cayera y así apuntar al pecho del rubio.

— Eso fue trampa — comentó Kosair mientras una sonrisa divertida se instalaba en su rostro.

Cuando la menor vio aquella sonrisa su rostro se enrojeció, guardó su espada y se dio la vuelta para evitar que este la viera.

No era novedad para la familia Trovi que ella tenía cierto crush hacia el hijo mayor de los Duques, lo admiraba demasiado, pero al parecer el único que no se enteraba de ello era el mismo Kosair.

— ¿Uh? — la princesa por un momento se sintió observada, buscó con la mirada a lo que sea que la hiciera sentir así.

— ¿Estás bien? — le preguntó Kosair a la joven, esta asintió levemente.

Darío sonrió tras ver bien el rostro de su hija, era idéntica a Roux, con el pesar de su corazón hizo una seña de despedida aunque supiese que ella no lo veía.

"Espero verte pronto, hija amada"

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Actualmente...

Darío caminó con paso firme hacia el hombre de avanzada edad.

— Eres un maldito — gruñó mientras hacia relucir sus ojos dorados.

— Cuida el tono con el que me hablas, puedo matarte por eso — reclamó el Rey mientras se acercaba con enojo.

El Gardien se burló de eso — ¿Disculpa?, No puedes matarme, no tienes ese poder, y si me atacas morirás conmigo, porque yo no puedo dejar que un depravado como tú siga en este mundo — se acercó a él mayor, cuando estuvo lo suficientemente cerca lo agarró del cuello — Te metiste con Athenea, la mandaste a matar, casi abusas de ellan, y eso fue tu peor error, no olvides que es mi hija, y por ella soy capaz de todo — lo lanzó lejos importandole poco si lo lastimaba o no.

— ¡Ella debió ser mía! Debió ser mi reina, su rechazo hará que su reino perezca — rió el hombre pero una espada en su cuello lo hizo parar.

— Es mi hija, es mi vida, y tú, morirás en el momento en que te acerques a ella — advirtió — no olvides que soy mejor que tus estúpidos soldados — dijo con burla.

Algunos soldados entraron al salón por el ruido que hubo cuando el Rey encima de una mesa con florero.

Los soldados se acercaron con arma en alto hacia el Gardien, Darío miró a los hombres con sus ojos brillando, las espadas de ellos se alejaron de sus manos y estás giraron de tal forma que la punta señalaba a sus dueños, un segundo después las espadas habían apuñalado a los caballeros.

Protected » [Kosair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora