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Athenea estaba siendo arreglada, como la representante del reino de Magique debía asistir al banquete especial, estaba feliz claramente, en ese banquete no solo estaría Navier, si no que también estaría Heinrey.

— Si voy con el cabello suelto no será tan tejioso a la hora de ponerme cómoda — opinó la pelirroja hacía su dama de compañía.

Lady Tiana era la única dama de compañía oficial que tenía la princesa Athenea, como esta siempre se la pasaba con la emperatriz y era atendida por las damas que tenía la rubia no era necesario tener varias damas a cargo de Athenea, pero sabiendo que no siempre estarían para ella aceptó la idea de tener una dama, por lo cual Tiana tuvo el privilegio de ser la única dama de la princesa de Magique.

— Su majestad, usted siempre busca la mínima oportunidad para tener el cabello suelto — rió la dama mientras solo daba unos cuantos detalles al cabello pelirrojo de la princesa — solo le pondré unos cuantos adornos para que no se vea tan sencillo, aunque siendo sincera, no importa lo sencillo que sea usted siempre se ve hermosa — confesó.

— Agradezco tu opinión, Tiana — sonrió Athenea.

Cuando la castaña terminó dejó que Athenea se pusiera de pie y se viera en un espejo de cuerpo completo.

— Se ve hermosa Su majestad, estoy segura que ya ha cautivado el corazón de algún noble — la pelirroja se miró y quedó pensativa, varias veces Navier le decía lo mismo. — Disculpe la pregunta, pero, ¿Por qué no quiere ser cortejada por ningún noble? — preguntó la castaña.

— ¿Te enamoraste en tu adolescencia? — preguntó Athenea mientras la volteaba a ver, cuando Tiana negó Athenea sonrió y se sentó en su cama — Verás, yo sí, hubo un noble que me interesó, él es mayor que yo por lo cual en ese momento no me ilusioné, en el instante en el que pisé este Palacio quise olvidarlo pero se me ha hecho imposible — confesó.

— Lord Einar y Lord Enzo saben de ello ¿No es así? Por eso es que la mantienen alejada de cualquier otro noble, porque quieren que usted sea feliz junto al hombre que ha amado por años — la castaña suspiró con aires de amor, la pelirroja al ver eso rió levemente.

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— ¿El emperador quería que yo no asistiera al banquete para que su amante si lo hiciera? — preguntó con incredulidad la pelirroja tras escuchar la historia que contó la emperatriz.

— Me negué rotundamente, tu estatus es más importante que el de Rashta — en el banquete especial asistían solo veinte personas, siendo estos de alto rango o cercanos a los emperadores, Athenea era ambas, era la princesa de un reino muy poderoso que cumplía con todos los requisitos para considerarse imperio, y era amiga cercana a la emperatriz.

— Me pregunto que dirá para excusarse, ella dijo que asistiría por lo cual quedará mal ante todos — murmuró la pelirroja mientras agarraba su barbilla con su mano en una pose pensativa.

— No es algo que nos concierne por ahora — dijo la emperatriz y siguieron su camino hacia donde sería el banquete especial.

Al llegar ambas mujeres pudieron localizar a algunos nobles, entre ellos a la princesa Circe, y a los gemelos.

Athenea al ver al duque Kaufman se acercó a él junto a la emperatriz.

— ¿Le agrada la comida? — preguntó Navier al estar frente al duque.

—...Su majestad — murmuró, luego vio a la princesa, esta le sonrió y saludó. — ¿Es así como hacen las cosas en el imperio de Oriente? — ante aquella pregunta ambas mujeres se confundieron.