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"Los Gardien son llamados los hijos de Dios, sus habilidades son magníficas, con un solo movimiento pueden detener una guerra, y así como pueden quitar la vida, también pueden darla, algo que los caracteriza es ser fieles, escogen a un líder de familia y lo protegen con su vida, le son fieles, lo ayudan y cuidan siempre poniendo las prioridades de su escogido antes que las suyas propias"

Athenea cerró el libro que su madre la había dado el día en que decidió ir al palacio a cumplir con su deber.

— Te veo cansada, ¿Que sucede? — preguntó Navier a su amiga, la pelirroja la observo y sonrió mientras negaba.

— No puedo concentrarme — suspiro con frustración.

Athenea vivía en el palacio desde que tenía 14 años y Navier 20, fue justo después de la coronación a emperatriz, Navi conocía las ideales de un Gardien, así que decidió tener a la joven con ella tomándola como su aprendiz y protegida, aunque era más que eso.

— Thea, me siento rara — Athenea miro a su maestra con preocupación — siento un mal presentimiento ¿Acaso has visto...? — la pelirroja negó, las habilidades que ella poseía superaban a cualquiera de su familia, y por ello era más difícil de controlar, mayormente no los usaba con temor a descontrolarse.

— Puedo mirar... Claro, si quieres — Navier lo pensó, sería muy abusivo por su parte, pero le preocupaba su reino.

— Solo un poco, en unos días volveré al palacio y no quiero seguir sintiendo esto — Athenea asintio y llevo sus manos a la de la emperatriz, exhaló con fuerza y se concentró, poco a poco sus ojos verdes se fueron tornando de un color dorado y con ello una ilusión apareció en la mente de la menor.

"— ¡Su majestad! — el grito de Laura atrajo la mirada de la emperatriz que leía un informe en su habitación.

— ¿Sucede algo Laura? — preguntó mientras dejaba el informe en una mesa.

— El emperador quiere que almuercen en el jardín, dijo que quería estar con su familia completa, así que va a ir su hermano, y Lady Athenea...

— ¿También mis hijos? — Laura sonrió ante la interrupción.

— Si su majestad, el emperador ama estar con ellos, como dije, él quiere almorzar con toda su familia, incluso van a venir sus padres — Navier sonrió y asintio, debía buscar un vestido cómodo.

— Estos últimos años la e visto más feliz — y es que lo era"

Athenea soltó la mano de la emperatriz con un poco de confusión, la habitación era diferente, era muy lujosa, era como si estuviera bañada en oro.

— Confuso — murmuró Athenea bajo la mirada de Navier — Había muchas cosas diferentes, pero es feliz, lo ví, Laura dijo que usted era feliz, incluso mencionó la palabra "hijos" — Navier miro con sorpresa a su amiga.

— ¿Seré mamá? — Athenea asintio emocionada — ¿Y de más de uno? — volvió a asentir pero con más emoción, Navier sin poder evitarlo abrazo con fuerza a la menor — ¡Seré madre! Por mucho tiempo creí que no podría tener un hijo, solo tengo que esperar, ser paciente — toda su alegría hizo que aquella mala sensación se fuera.

— A su majestad le depara un gran futuro — Dijo Athenea mientras hacía una reverencia, Navier sonrió y asintio agradecida.

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— ¡Vaya! ¡No puedo creer lo que hizo el emperador! — Athenea se asomó a la habitación y miró con confusión a Laura y la condesa Eliza, pronto dejo entrar a la emperatriz.

Tanto Navier como Athenea se dieron cuenta de que algo andaba mal, algo había pasado en su ausencia y ambas debian saber que.

Protected » [Kosair]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora