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Si las miradas quemaran ellos ya estarían ardiendo, ahora que estaban juntos nuevamente no podían dejarse de ver.

Athenea se bajó mientras pasaba sus manos por el pecho de su amado sin vergüenza alguna.

Los rubios que eran espectadores apartaron la mirada de la escena e hicieron como si el techo fuera más interesante que lo que la pelirroja y el Trovi hacían.

Cuando la princesa tocó el suelo sonrió para después agarrar la mano de su amado y entrelazarla con la de ella.

— Después pueden conversar, primero hay que descansar — dijo Athenea mientras apoyaba su cabeza en el brazo de su pareja.

Heinrey miró a su amiga y asintió con una sonrisa, le gustaba verla tan feliz como en ese momento, sabía que las cosas en Oriente no iban bien, así que el ver a Kosair fue como un toque de alegría para la joven.

El mayor al ver la sonrisa del Rey frunció su entrecejo, tenía en claro que ellos eran unidos, y temía que él se la quitara en algún momento.

El Trovi sabía que tenía muchos defectos, que era imprudente, necio y violento, el tener a su lado a una mujer como Athenea para él era un privilegio, pues consideraba a la joven en la perfección hecha persona.

Sabía que ella lo amaba, no dudaba de ello, pero temía que por uno de sus impulsos la perdiera, la pelirroja era su todo, por ella y Navier haría lo que fuera, por lo que perderla sería un golpe duro.

— Vamos, yo te llevaré a la habitación que Heinrey te asignó — dijo la princesa mientras le sonreía.

La frustración y tensión que sentía desde días atrás por un momento se desvaneció, ahora la felicidad y alegría albergaban su corazón, era como estar en paz, al menos por un día.

Kosair asintió para después besar los delicados labios de su mujer con la intención de que vieran que ellos se pertenecían.

La pelirroja sonrió divertida al ver qué cuando el beso terminó su pareja miró a Heinrey como si le dijera que no se acercara a ella, ella miró a sus amigos para después borrar su sonrisa.

— Ustedes se volvieron ciegos estos minutos, así que no vieron nada — dijo con un tono de advertencia por lo tanto el Rey como el Gardien asintieron rápidamente.

Athenea sonrió para después desaparecer junto a su amado.

"Estuvimos ciegos, no vimos nada, así que no hablaremos sobre algo que no vimos"

• • •

La pareja de enamorados apareció en una habitación bien arreglada y limpia para ser usada por el heredero de los Trovi.

Cuando Kosair se aseguró del dónde estaba agarró a su novia y la alzó en brazos, ella jadeó sorprendida tras sentir como sus pies dejaban de tocar el suelo.

El rubio depositó a su amada en la cama con suma delicadeza para después el acostarse a su lado y abrazarla de la cintura.

— Kosair... ¿Que haces? — Preguntó Athenea mientras se daba la vuelta para poder apreciar el rostro de su amado, el cual tenía los ojos cerrados.

— El Rey me dijo que descansara, ¿Y que mejor forma que hacerlo junto a mi futura esposa? — Preguntó causando que el rostro de su mujer mostrara sorpresa y un sonrojo se apoderara de este.

El rubio abrió un ojo para después sonreir satisfecho, el en verdad la amaba, y quería pasar con ella el resto de su vida, todos los días haría lo posible para hacerla la mujer más feliz del mundo.

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