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"¡Dejó de lado a Navier!" Casi explota Athenea si no fuera porque Heinrey puso su mano en el hombro de la pelirroja para calmarla.

— Me acercaré — dijo Athenea pero al ver cómo la Duquesa de Tuania se acercaba a la emperatriz se detuvo.

Una sirvienta que pasaba por ahí con una bandeja de copas es detenida por Einar y se agarraron cuatros copas, una para él, otro para Enzo, para Heinrey y la última para Athenea.

— Quizás lo mejor sería que no, eres su guardiana, no su sombra, se que la Duquesa le será buena compañía — dijo Enzo mientras le daba la copa.

— Me preocupa — susurró Athenea mientras se giraba a sus amigos.

Mientras los tres rubios intentaban calmar a la pelirroja, claro, disimuladamente, Navier hablaba con la Duquesa, una gran amiga, siendo sincera, quería que Athenea estuviera con sus amigos y no con ella, después de todo no los ve desde hace mucho.

Durante un buen rato no hubieron muchos problemas, Athenea disfrutó estar con sus amigos y los nobles disfrutaban de la velada, aunque hubo algo que preocupó a Navier, cuando la Duquesa habló del principe Heinrey una noble dijo que quizás la princesa Athenea sería la nueva conquista del hombre, aquello no le gustó, así que claramente dijo que la cercanía de ambos se debía a qué eran amigos de la infancia, no era secreto que el reino de Magique tenía una amistad con el reino de Occidente.

La emperatriz se tensó en el momento que escuchó como unas nobles hablaban a sus espaldas, por lo cual decidió alejarse al ver cómo el emperador planeaba bailar con Rashta, Athenea notó eso, por lo cual la vió de lejos y con su mirada preguntó si se acercaba, la emperatriz antes de poder responder vio como el principe Heinrey se arrodillaba frente a ella.

— ¿Que planea? — los gemelos miraron al lugar que miraba la princesa y abrieron la boca sorprendidos como la emperatriz aceptaba la mano de Heinrey.

— No me culpen, pero se ven bien — "se ven perfectos" Athenea se golpeó mentalmente, no podía tener esos pensamientos, no podía emparejar a Navier con otro hombre.

Sabía que algún día Navier decidiría tener algún amante, pero Athenea no aceptaba eso, respetaría la decisión de su señora, pero no la aceptaría, el que ella emparejara a Navier con otro hombre que no fuera Suvieshu le resultaba mal.

— No te culpo hermano, yo igual los veo así — dijo Einar — serían una linda pareja si la emperatriz no estuviera casada — en eso sí concordó Athenea.

Curiosamente la Gardien aceptaba un divorcio, es mejor estar separados que estar peleando, eso había dicho cuando escuchó de los divorcios, en Magique muy pocas parejas se separan, pero no era mal visto, la felicidad no siempre se encuentra con su primer pareja y para evitar una infidelidad se divorcian.

— Baile conmigo princesa — Einar tendió su mano a Athenea, esta acepto la invitación y caminaron cerca de la emperatriz para bailar.

Athenea no pudo evitar sonreír, cuando era niña siempre práctico con Einar y con Enzo, quizás por eso se complementaba con ellos a la hora de bailar.

— No has dicho nada respecto al rumor que esparció la amante del emperador — le susurró a la pelirroja.

— Navier ya le dijo a una dama que no lo hizo, los rumores se esparcen, y esa dama ya está haciendo lo suyo — dijo Athenea mientras veía a una mujer que hablaba con otra — se verá como un mal entendido, y si no ha quedado claro yo misma solucionaré todo — dijo y miró a su amigo con un destello dorado en sus ojos.

— No hagas eso, cuando lo haces con tu rostro serio me asusto — la pelirroja sonrió y se dejó guiar en el baile.

Al finalizar ambos se separaron y una mano tocó el hombro de Einar, era la de Heinrey, el cual estaba dispuesto a pedirle a la princesa que bailaran.