Capitulo 3.6

1.1K 82 158
                                    

"Estúpido Richie"

Cinco días después

___________ Byers.

– ¿Sientes algo?

– No.

– ¿Ahora?

– No.

– ¿Qué me dices ahora?

– No.

– ¿Ya?

– ¿Cuántas veces tengo que decir, no?

El doctor Owens retira la aguja de mi piel con cuidado, posteriormente, procede a limpiar la sangre que ha comenzado a brotar con una bola de algodón.

El sombrerillo de cables en mi cabeza a comenzado a molestarme, provocando un ligera jaqueca. Había olvidado por completo lo que se sentía tener uno puesto.

Después del incidente de hace unos días en la casa de los Tozier, Once y yo habíamos estado bajo un cuidado un tanto especial.
Joyce llamo al doctor Sam Owens, quién es el encargado de llevar a cabo las pruebas, que hemos estado recibiendo los últimos días.
Y a pesar de los estudios muy rigurosos, no se había encontrado ninguna anomalía por el momento.
Nadie tenía explicaciones de lo sucedido en la cena.

Owens apareció con una lata de gaseosa intacta, y la colocó al frente mío, «¿acaso quiere que la habrá para él?», a la par que ponía en mi dedo anular otro extraño aparato.

– Hazla explotar – ordenó, realizando varias anotaciones.

Okey, eso tiene más sentido.

Mire a Joyce esperando su aprobación, que estaba en un rincón observando angustiada junto con Will.
La mujer asintío, esbozando una sonrisa forzada; sabía que la aterraba la idea de ver todo este procedimiento, pero aún así, se mantenía cerca.

– Cuando estés lista – indico el doctor.

Volví mi mirada a la lata, y un recuerdo del laboratorio llegó a mi, la piel se me erizó al instante.
Solté un suspiro exhausta, antes de concentrarme en la hojalata, y poner todo mi esfuerzo en hacerla estallar.
Mi corazón comenzó a palpitar más rápido, y una ligera capa de sudor empapó mi frente, la sangre en mi nariz no tardó mucho en comenzar a escurrir.
Un pillido proveniente del aparato al que estaba conectada comenzo a sonar cada vez con más intensidad, es realmente irritante, sin embargo, todo fue en vano.

Me deje caer derrotada en el respaldar de la silla, con la respiración agitada y el sabor a hierro en mi boca.

Subí mis ojos hasta los de Owens, limpiando la sangre con el torso de mi mano.

– L-lo siento – balbucee entrecortada – no puedo.

El hombre solo meneó la cabeza comprensible, pasandome un pañuelo desechable.

– Tranquila, no tienes porque disculparte – sonrió amable – pusiste todo tu desempeño en ésto, y eso es lo importante.

– Pero... fallé.

– Solo es una prueba para ver el estado de tus poderes. Seguiremos haciéndote estudios para saber lo que ocurrió realmente.

Starry Eyes (Richie Tozier) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora