Starry Eyes (Richie Tozier)

Capitulo 3.2

"La mejor amiga"

Lunes

___________ Byers

El sonido de la puerta rechinar hace que abra los ojos con pesadez.
Visualizo a Joyce, cruzada de brazos en el umbral de la puerta, diciendo algo, pero mi sueño es tan pesado que no logró entender ni una sola palabra.

— ________, ¿estás escuchando?

— Uhm

— ¿Recuerdas que hoy tienes que ir a clases?

— Aún es muy temprano — reproche soñolienta

— Cariño, son las 7:46.

Al escuchar aquello abrí los ojos como platos, me levanté como un rayo de la cama, pero la manta enredada en mi cuerpo solo provocó que diera a dar al suelo.

— Mierda — masculle intentando liberarme de la frazada — Lo siento — me disculpé al ver la expresión de Joyce — Will, Once ¿dónde estan?

— Se fueron.

— Malditos traicioneros.

— Pasar tanto tiempo con los Tozier te está afectando, ¿sabes?

Había logrado dormír muy poco gracias a un libro que Ben me había prestado el día de ayer, para ser sincera, el desvelo valió la pena, sin embargo, levantarse de la cama después de dormir tan solo tres horas es muy complicado.

No había tenido noticias en todo el día de ayer sobre Richie, suponía que estaba con su mejor amiga, recuperando tiempo perdido, es la primera vez que no se nada de él en un día entero.
El resto de mis amigos habían venido a verme, y tuvimos una grandiosa tarde de películas junto con Will y Once, pero no fue lo mismo sin Richie.
Tal vez, solo estoy siendo paranoica, y esté exagerando las cosas.

Emma parece buena persona, aunque nuestro encuentro no haya sido para nada agradable, siento que la estoy juzgando sin conocerla del todo, en fin, estoy segura que para esta hora ella ya se ha marchado.

Cuando menos lo esperaba ya me encontraba en el coche junto con Joyce comiendo de un pedazos de panqueque, mientras ella conducía a toda velocidad para que yo llegara a tiempo, es la quinta vez que esto ocurría, bueno, sexta.

— ¿Quieres que te dé una nota? — sugirió sin despegar la vista de enfrente.

— ¿Y si sospechan? — dudé — es decir, es la sexta vez que realizamos la misma escusa, además, mentir está mal, tu misma me lo has dicho.

— Lo sé, lo sé, pero será una mentirita piadosa, como todas las anteriores — sonrió inocente — ¿Entonces?

Suspiré rendida, contagiandome de su sonrisa.

— De acuerdo — me resigné — será la última vez, lo prometo.

Joyce hizo un extraño sonidito con la boca, mientras negaba con la cabeza.

— No hagas promesas que no vas a cumplir, cariño.

Reí por lo bajito, regresando la atención a mi última porción de comida.
Joyce había conseguido un pequeño empleo en un psiquiátrico inaugurado hace unos meses en Derry, lo más interesante es que siempre tenía anécdotas impactantes por contar.
Una de las más interesantes fue el caso de la película Pesadilla en la calle Elm, el paciente se creía Freddy Krueger y termino asesinando a su esposa con unas tijeras.
Creo que ya se en donde terminaré en un futuro si mis visiones continúan.