𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|

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Ume Ikeda

—¡Zenda! ¡Zenda! ¡Zenda! —grité mientras corría por la mansión—. ¡Zenda! ¡Zenda!

—¿Ume? —Se asomó por una puerta.

—¡Zenda, ahí estás! —La empujé a la habitación y cerré la puerta—. ¿Es cierto lo que dicen?

—¿Eh? ¿Sobre qué?

—Que estás saliendo con alguien.

—Oh, eso. S-sí, estoy saliendo con alguien.

—¿¡De verdad!? ¡Tienes que contarme todo! ¿¡Quién es!? ¿¡Cómo se llama!? ¿¡Qué edad tiene!? ¿¡Ya se dieron su primer beso!?

—Tranquila, tranquila. Una pregunta a la vez. A ver, se llama Frank, y tiene la misma edad que yo.

—¿¡Frank!? ¿¡El jardinero!?

—Sí, es él. —Sonrió con un sonrojo en sus mejillas.

—¿Estás enamorada de él?

—¿Eh? No. Es muy pronto para decir que me enamoré, pero... él es tan amable, educado, divertido, sensible, detallista... Es el hombre perfecto. —Suspiró.

—¿Esas palabras no quieren decir que estás perdidamente enamorada?

—N-no lo sé. —Bajó la mirada y jugó con sus dedos.

—Me gustaría saber lo que sientes. Quisiera enamorarme y experimentar lo mismo que tú.

—Ya llegará tu momento, aún eres muy joven para eso.

—No soy una niña, Zenda. No hables como mi tío, por favor. —Me crucé de brazos.

—Sí, lo siento. Ya eres toda una señorita, lo sé. —Soltó una risita—. Entonces, ¿eso es todo lo que querías saber? Porque si es así, entonces volveré a mi trabajo, o Rufus me regañará otra vez.

—Está bien. Gracias por decirme.

—Somos amigas así que no hay problema.

Cuando salí de la habitación, divagué por los pasillos, perdiéndome en mis pensamientos.

«Novio... Pareja... Esposo... Amor... Enamorarse... ¿Cómo se sentirá estar enamorada? ¿Qué se sentirá al saber que hay alguien que te desea? Debe ser un lindo sentimiento. Si pone esa sonrisa en la cara de Zenda y de mi tía, entonces debe ser algo hermoso, ¿no?».

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—¡Vamos, más rápido! ¡Enfócate! ¡No te estás esforzando lo suficiente! —gritó mi entrenador.

—¡Ume, no estás concentrada! —habló mi tío.

Intenté cortar un tronco con la katana, pero la fuerza que ejercí pareció no ser suficiente.

—¡No se trata sólo de golpear, debes concentrar tu nen y agregarlo a la katana!

—¡Ume, ven aquí! —llamó mi tío.

Dejé lo que hacía para ir hacia él.

—¿Qué te sucede en estos días? Has estado muy distraída últimamente. Desde la semana pasada no haces más que perderte en las nubes.

—Lo siento. Estaba pensando.

—Ahora no es momento para pensar. Tienes que entrenar. Lo que sea que te esté molestando, apártalo de tu mente y concéntrate en lo que estás haciendo. Ahora, desde el principio.

—Sí...

Aunque me pidiera eso, mi mente no podía dejar de pensar en ese tema.

Hace unos días vi a Zenda junto a Frank. Ella se veía tan feliz y tímida a su lado, y Frank no apartaba sus ojos de los suyos. Ella incluso se había estado perfumando y maquillando, cosa que no le gustaba hacer seguido, pero que por él lo hacía.