༻⎝░⎠༺ ᥒι jᥙᥙ hᥲᥴhι ༻⎝░⎠༺

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Después de haber terminado de comer, hizo maletas y metió todo lo necesario para estar fuera unos cuantos días. Se bañó, se cambió y esperó a Illumi. Mientras hacía eso, pensaba en algún plan para escapar, o para por lo menos hacerle saber a Kurapika y sus amigos su ubicación.

En cuanto Illumi llegó, sólo bastó una mirada para hacerle entender que debían irse. Lo siguió en silencio hasta un auto negro, y se sentó lo más pegada a la ventana que pudo para no estar cerca de él. Eso no le importó a Illumi y se sentó alejado de igual manera.

Justo cuando el auto abandonó la propiedad de los Zoldyck, un niño peliblanco entró estrepitosamente a la casa de su hermano mayor.

—¡Illumi! ¡Ume! —gritó tan pronto abrió la puerta de entrada, y al no recibir contestación, se apresuró a revisar todo el lugar.

—Amo Killua —llamó el sirviente.

—¿Dónde están?

—Los amos salieron hace poco, la señorita acompañó a su esposo a una misión con el fin de aprender sobre el trabajo de los Zoldyck.

—¡Maldición! Justo cuando por fin había logrado descubrir donde la tenían. ¿Sabes a dónde fueron?

—Me temo que no, amo Killua.

—¡Me lleva la...! —Pisoteó fuertemente y salió furioso de la casa.

Killua había estado preguntando durante dos días sin descanso sobre lo que habían hecho con Ume, y se sorprendió y horrorizó al descubrir que la querían para adueñarse de todo lo que poseyeran los Ikeda, además de combinar ambas sangres y dar a luz a otro Zoldyck más poderoso que sus hermanos. No sabía si era posible eso, pero la idea de que en ese momento la estén obligando a algo espantoso, le hacía hervir la sangre.

No le dijo eso a nadie más, y no lo tenía pensado por el momento. No quería hacer sufrir aún más a sus amigos.

Se sintió frustrado en ese momento, pero no tenía más opción que retirarse y pensar en algún otro plan junto a sus amigos.

«Aunque sea muy duro, aguanta un poco más, Ume. Vamos a rescatarte, lo prometo, sólo aguanta».

—Volveré después, dile eso a Ume —gritó desde la distancia.

El sirviente dio una reverencia en señal de entendimiento.

Killua se marchó de ese lugar sabiendo que su amiga seguía viva, pero que estaba sufriendo sola. Eso le dejó un gran sabor amargo en la boca.

Pasadas algunas horas, por fin habían llegado a su destino, que parecía ser un enorme hotel.  Ume se había quedado dormida en una posición incómoda e Illumi sólo se quedó viéndola. Tenía la opción de despertarla y hacerla caminar por su cuenta, dejarla dormir en el auto mientras él iba a ver al cliente o cargarla y llevarla a la habitación que les corresponde para dejarla dormir. Al final decidió irse y dejarla encargada con el chófer.

Una vez que Illumi estaba lo suficientemente lejos, Ume entreabrió uno de sus ojos y miró al chófer que parecía estar distraído contestando unos mensajes.

Ella se había vestido con un short con cinturón, así que se quitó el cinturón muy despacio y tratando de no hacer ningún ruido para no alertarlo. Luego de unos minutos, cuando vio al chófer apagando su celular y con intenciones de voltear a verla, se apresuró a rodear su garganta con el cinturón, apoyarse con el asiento y ahorcarlo el tiempo suficiente para hacer que se desmaye. Una vez logrado su objetivo, le quitó el teléfono y salió corriendo del auto. Todo le pareció demasiado fácil hasta que su mirada se cruzó con la de una persona que había visto hace no mucho: Hisoka. Se detuvo en seco y él pareció estar confundido, pero luego de unos segundos le sonrió.

—Con razón Illumi me pidió esperara unos minutos para entrar.

—¿Q-qué haces aquí? —Empezó a caminar en reversa y él avanzó.

—No quería perderme tu primer asesinato. Quiero ver en primera fila lo que eres capaz de lograr.

—Podría lograr mucho más si me dejaras ir ahora. Si estoy encerrada con Illumi nunca podré progresar, y tú no quieres eso, ¿no es así?

—Me conviene más que te quedes con él. Tus amigos serían suaves contigo a la hora de enseñarte, pero Illumi no se va a contener hasta que logres los resultados que él quiere.

—Incluso si eso implica torturarme, ¿no es así?

Miró a los lados, viendo a varias familias cerca de ellos que pasaban un buen rato sin percatarse de la situación en que estaba Ume.

—Si intentas atraparme ahora llamaremos la atención de las personas y no tardarán en llegar cazadores.

—Antes de eso podría matar a unos cuantos. —Volteó su cabeza y miró a todas las personas que se encontraban cerca de ellos—. ¿Qué tal esos dos niños que están jugando con su perro? ¿O esa pareja de ancianos que alimentan a los pájaros? ¿O prefieres a una pareja más joven que cargan en brazos a su hijo recién nacido? Te dejaré escoger cuál morirá primero.

—¿Ahora recurres a las amenazas? No creí que llegaras a negarte a una pelea.

Intentó ganar tiempo hablando para buscar una ruta de escape, algún lugar donde no hubieran tantas personas que pudieran ser usadas como rehenes.

—Si bien me encantaría pelear contigo ahora mismo, sería algo aburrido, ya que aún no eres lo suficientemente fuerte para mí. Illumi me prometió dejar que te mate una vez que te hayas fortalecido.

—Así que vendió mi vida, ¿por qué no me sorprende escucharlo? Que gentil esposo tengo.

—Ahora, si quieres evitar sus muertes —Sacó una carta— vendrás conmigo.

Alzó las manos en señal de derrota y dejó que Hisoka se acercara a ella y la empujara por la espalda.

—¿Vas a llevarme con él?

—No, te llevaré a tu habitación y me aseguraré de que no salgas de ahí.

Subieron a un elevador vacío y Hisoka presionó el botón del piso número 15.

—Hay 70 pisos en este lugar, cada piso tiene 4 habitaciones, pero sólo hay 5 pisos que tienen una sola habitación, Illumi pagó por uno de esos pisos. Debes estar feliz de tener a un esposo tan rico como Illumi, ¿no?

—Si estás tan interesado en Illumi puedo cederte mi lugar. Cásate con él si así lo deseas, no me importa.

Se cruzó de brazos y se dedicó a ignorar el resto de palabras que salían de la boca de Hisoka. Estaba frustrada, otra vez, pero estaba aprendiendo a controlar mejor sus emociones.

De pronto, dos brazos a cada lado de su cabeza la hicieron espabilar y prestar atención de nuevo.

—Parecías muy absorta en tus pensamientos, no respondías incluso cuando te llamé varias veces.

Ume lo empujó por el pecho.

—Ya estoy escuchando. ¿Qué quieres?

Hisoka señaló detrás de ella.

—Ya estamos aquí.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora