༻⎝░⎠༺ jᥙᥙ hᥲᥴhι ༻⎝░⎠༺

508 62 1
                                    

Ume agarró la mayor cantidad de piedras que pudo en un corto tiempo para luego alejarse de Chrollo.

—Siento que pases por esto. No tenemos nada contra ti, pero debes entender que Uvogin era un buen amigo nuestro y debemos vengar su muerte.

—Kurapika ha asesinado sólo a uno de tus compañeros por el momento, pero ustedes masacraron a todo su clan. ¿Acaso no vieron venir esto? Tarde o temprano alguien les haría pagar por todo el daño que hicieron, e incluso si llego a morir, Kurapika sólo tendrá una razón más para matarlos. No tengo miedo, Chrollo Lucilfer, y no moriré tan fácilmente.

—Si no piensas cooperar, tendré que matarte ahora. Luego le enviaré tu cabeza como regalo.

—Inténtalo —dijo entre dientes.

No tenía armas en ese momento, y la única que podría considerar era una piedra parecida a un puñal, así que la envolvió con su nen y la soltó. Esta se quedó flotando en el aire y daba la impresión de que había alguien sosteniéndola. Mientras, se quedó agarrando piedras grandes y pequeñas.

—Soy miembro de la familia Ikeda, no caeré sin haber dado pelea.

Chrollo sacó un libro y lo abrió. Se estaba preparando para recibir cualquier ataque que le lanzara cuando unas cadenas aparecieron de repente y lo rodearon.

Miraron hacia el origen de las cadenas y entre los árboles se pudo ver una cabellera rubia.

—Kura... ¡Kurapika!

—¡Ume!

Sonrió y no perdió tiempo para correr hacia él y abrazarlo.

Habían sido unas pocas semanas, pero Ume sintió cada hora eterna sin él.

—¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? —Kurapika se separó del abrazo para ver su rostro.

—Estoy bien, no pasó nada. ¿Cómo me encontraste?

—Killua mencionó algunos lugares que pertenecen a su familia, y este lugar estaba entre esos. Perdón por haber tardado tanto.

—Eso no importa, ahora estás aquí.

Kurapika le dio una tierna sonrisa para luego voltear a ver a Chrollo con seriedad.

—Mataste a mi familia y después intentas matar a mi novia. Nunca tendrás suficiente, ¿verdad?

—La primera vez no fue personal, sólo era trabajo. Y ahora lo hago por mi compañero.

—No vas a tocarla, ni le harás daño a ninguna otra persona. Voy a terminar con esto ahora mismo.

Ume vio como sus ojos se volvían carmesí y después una cadena puntiaguda salió de su mano, lista para dirigirse al pecho de Chrollo.

—Mereces una muerte lenta y dolorosa, pero haré esto rápido para irnos antes de que vuelvan tus compañeros.

—Aunque me mates, la Gen'ei Ryodan no caerá. Puedo ser fácilmente reemplazado —habló con una sonrisa, sin miedo a la cadena que ahora estaba presionando contra su pecho.

—No lo permitiré. Acabaré con todos ustedes.

Ume se había mantenido en silencio todo este tiempo, pero al escuchar un sonido de pasos que se aproximaban, llamó a Kurapika.

—Mátalo ya, los demás no tardarán en...

Pero antes de que pudiera terminar, sintió un jalón en su cintura y luego algo que presionaba contra su garganta.

Kurapika no tuvo tiempo de reaccionar hasta que Ume estuvo en manos del mago.

—Hisoka... —susurró Ume.

—¡Hisoka, tú...! —Kurapika apretó los dientes con rabia. No había sido la primera vez que usan a Ume como rehén.

Ume tomó el brazo que sostenía la carta contra su garganta y trató de alejarlo, pero Hisoka sólo apretaba más hasta que logró hacerle un rasguño. Entonces recordando que aún tenía una piedra afilada flotando, la dirigió rápidamente a su cuello, pero Hisoka volteó bruscamente su cuerpo para alejarse y luego usó su nen para sostener la roca contra el suelo, impidiendo que avance hacia él.

—Maldito —susurró Ume con rabia.

—Parece que llegué a tiempo. Que linda reunión tienen aquí. —Sonrió.

—¡Suéltame! —Se retorció entre sus brazos. Estaba frustrada por haber sido atrapada de nuevo.

—¡Hisoka, déjala ir!

—Lo haré, pero antes me gustaría que soltaras a Chrollo —le respondió sereno.

—¡No, mátalo! Has esperado tanto por eso, no puedes dejarlo ir.

—Ume...

—Que divertido es esto. ¿Matarás a Chrollo a costa de la vida de otra persona, o la salvarás y perderás la oportunidad de vengarte de tu clan?

Kurapika ni siquiera dudó en alejar la daga del pecho de Chrollo.

—No hay nada que decidir, Ume está por encima de mi venganza.

Kurapika liberó a Chrollo y Hisoka soltó a Ume, que no tardó en correr hacia Kurapika.

—Lo lamento, por mi culpa...

—No es tu culpa, ni siquiera me di cuenta cuando Hisoka se acercó a ti. —Le sonrió.

Ume le devolvió la sonrisa y luego volvió su vista hacia sus enemigos.

«Los entrenadores que contrataron mis tíos eran simples moscas a comparación de esos tres. Me confié creyendo que era igual o más fuerte, y sólo conseguí crear inconvenientes. Soy la mayor desgracia de los Ikeda, sólo con la muerte de mis padres y mi tía pude darme cuenta. Pero ahora no es momento de tenerme autocompasión, sólo haré todo lo que pueda para alejarnos de estos psicópatas».

—Illumi se quedó peleando contra el resto de su grupo, pero podrían venir en cualquier momento y entonces estaríamos en desventaja. Lo mejor que podemos hacer es huir —susurró Ume.

—Pienso lo mismo —concordó Kurapika.

Kurapika le arrojó una pistola y una espada, y él convocó sus cadenas, listo para atacar.

Ume se lanzó primero contra Hisoka, disparando desde la distancia con la pistola y de cerca usando su nen para controlar la espada.

Kurapika también atacó a Chrollo desde la distancia, y cuando se aseguraron de haberlos alejado lo suficiente, se dieron la vuelta y corrieron tan rápido como pudieron.

Ume usó su nen ahora en la pistola para dispararle a cualquier enemigo que estuviera detrás de ellos.

Atravesaron todo el bosque hasta llegar a una carretera, y ahí había un auto negro con Gon y Killua sobre él.

En cuanto los vieron, les gritaron e hicieron señas para que se apuraran, y una vez estuvieron dentro, vieron a Illumi salir con calma del bosque.

—¡Arranca ya! —gritó Killua y Kurapika presionó el acelerador de inmediato.

Illumi no se molestó en perseguirlos, sólo sacó su teléfono y llamó a alguien.

Se alejaron tan rápido que en cuestión de segundos dejaron de verlo.

—Misión cumplida. —Sonrió Gon.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora