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Ume Zoldyck

¿Cómo se puede vivir luego de ser humillada tantas veces? Sentirse impotente ante los deseos de otros que pasan sobre ti, saber que para ellos sólo eres un objeto para su placer. ¿Cómo se puede respirar sin recordar que tu dignidad está aplastada, que tus sueños ya no valen nada? No sé cómo pude aguantarlo. Sólo cerraba los ojos y recordaba todo de forma tan vívida: sus manos, sus labios, sus ojos, los recordaba tocándome, mirándome, haciéndome sentir como una mujer sucia y sin valor.

No supe cómo salí del baño ni cómo llegué a acostarme en la cama con la pijama puesta, es como si en ese momento mi mente trabajara en automático. Ni siquiera me preocupé en saber si Illumi ya estaba en la habitación o no, sólo me perdí.

Había dejado de llorar desde que sentí mis ojos secarse y mi garganta doler, pero mi corazón todavía tenía esa presión que no podía liberar. Esa necesidad de gritar y llorar.

¿Por qué los hombres son tan malos? ¿Todo el mundo es así?... Desde el hombre que me negó un plato de comida, Jonah que me vio con ojos morbosos desde niña, hasta esos tres hombres que arruinaron mi vida y a mi familia. Pero Kurapika... Kurapika era diferente. Él era mi única luz, mi esperanza. Lo necesitaba, lo necesitaba tanto que no tenerlo me mataba cada día. ¿Acaso se puede morir por un corazón roto? Porque entonces ya podría ser un cadáver viviente.

Cada día que pasaba sentía que moría más y más. Las pesadillas eran constantes al igual que los abusos. No entendía porqué lo hacían. ¿Por qué a mí? ¿Acaso les hice algún mal? ¿Me merecía eso sólo por mi familia? ¿Por qué disfrutaban viéndome llorar, viéndome retorcerme del dolor, oírme suplicar que paren? ¿Por qué?

¿Así es el mundo real? ¿Eso es el amor? ¿Algo tan doloroso es causado por algo que debía ser lo más poderoso y bello del mundo? No sé... Ya no sé...

Viví tanto tiempo encerrada, pero mis tíos siempre mostraron un amor cálido, no de este tipo...

Hacía tiempo que habíamos vuelto a la montaña, al hogar de Illumi. Chrollo se fue, Hisoka desapareció un día sin decir nada, al final me quedé con Illumi, de regreso a esa vida tan tortuosa, tan fría.

Él estaba encima de mí, viéndome con esos ojos oscuros y desprovistos de emoción, no podía apartar la mirada porque pensaba que me tragaría entera.

Mi periodo había pasado hace algunos días, momentos en los que pude ser libre de él, pero eso se terminó. Él estaba impaciente por deshacerse de mí de una vez por todas.

Golpeé su pecho, sus hombros, pateé sus costados y su espalda. No quise llorar a pesar del miedo y odio que sentía hacia él, ya había derramado suficientes lágrimas las últimas semanas.

Él tomó mis muñecas y las inmovilizó arriba de mi cabeza, presionándolas sobre el colchón con un agarre de acero. Su cuerpo frío y duro se presionó contra el mío, sus caderas entre mis piernas, su pecho contra el mío, su cara a centímetros de la mía. Aún así el no mostró ninguna expresión, ni siquiera de placer, tampoco de molestia, parecía que yo era la única que tenía alguna reacción en ese momento.

El cuarto se sentía muy frío, mi cuerpo desnudo temblaba, en cambio él siguió inexpresivo.

No pude hacer nada, sólo cerré mis ojos y dejé que pasara lo que tenía que pasar.

El tiempo fue eterno, la noche llegó y él se marchó. Yo me quedé sola otra vez, ni siquiera asistí a cenar con los padres y hermanos de Illumi, no tenía fuerzas físicas ni mentales para levantarme de la cama.

Me estaba quedando dormida cuando escuché la puerta abrirse, lo que me hizo exaltarme y temblar. Al principio creí que sería Illumi otra vez, pero al ver esos cabellos blanquecinos sentí que mi mundo cobraba vida de nuevo.

—Killua...

—Ume... —Me miró con una mezcla de alivio que luego cambió a tristeza al notar el estado en el que se encontraba mi cuerpo.

Me levanté con torpeza de la cama y corrí a abrazarlo con fuerza porque sentí que podría llegar a perderlo en cualquier momento, y no quería quedarme sola nuevamente.

Él dudó un momento antes de abrazarme con la misma fuerza que yo, tal vez para comprobar que no estaba alucinando.

—Ume, lo lamento...

Su voz temblorosa me hizo soltar las lágrimas que llevaba conteniendo, solté todo lo que había reprimido. Por primera vez en meses me sentí a salvo otra vez.

—Killua, por favor... sácame de aquí, te lo suplico. No soporto esto...

—No puedo, no ahora.

—¿P-por qué no?

—Te matarían apenas pongamos un pie fuera de la mansión, en este lugar es casi imposible sacarte, pero tengo un plan, yo...

De pronto la puerta se abrió y entró Illumi.

—¿Hmm? Oh, Kill, sabía que estarías aquí. Vine en cuanto me enteré que habías regresado.

—Estoy visitando a mi amiga, ¿o eso está prohibido?

—Claro que no, después de todo ahora es tu cuñada, es bueno que la familia se lleve bien, pero esperaba pasar algo de tiempo a solas con mi esposa.

—Que lástima, yo planeo pasar todo el día con ustedes. —Se llevó los brazos detrás de la cabeza y sacó la lengua hacia su hermano mayor.

Illumi se quedó un momento en silencio antes de volver a hablar.

—¿Viniste por él?

—¿Quién? Yo vine por Ume.

—Alluka.

Killua frunció el ceño.

—Alluka es niña.

—Sabe que eso no es familia, no podrás verlo, al menos no ahora, pero en cuanto nazca tu sobrino, papá te permitirá verlo.

—No la llames como si fuera una cosa, es nuestra hermana. Y no vine por Alluka, ya te lo dije.

—Bien, entonces puedes acompañarnos si quieres, nunca diría que no a pasar tiempo contigo.

Pero no fue sólo un día, fue desde la mañana hasta la noche, Killua se negó a separarse de Ume, incluso durmió con ellos, y así fueron varios días. El pequeño sabía lo que su hermano quería hacerle a su amiga, y él lo evitó a toda costa, algo que Ume apreció mucho y que empezó a molestar a Illumi. Sin embargo, Killua ignoró el malestar de su hermano y siguió junto a ellos todo lo que le fuera posible.

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⏰ Última actualización: Aug 03 ⏰

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𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora