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El día de la pelea por fin había llegado, y el que estaba más nervioso no era Gon, quien era el personaje principal de ese evento, sino Killua, que era consciente de que había una vida en juego.

Por motivos de seguridad, le prohibieron a Ume presentarse a la pelea, y en ese momento ella estaba observando todo desde la televisión de la habitación de Gon, deseando que su pequeño amigo pudiera darle unos cuantos golpes de su parte.

La pelea se desarrolló muy rápido, siendo iniciada por Gon, quien no perdió tiempo para atacar a su oponente. Sin embargo, a pesar de eso, parecía que Hisoka llevaba la ventaja.

—¡Vamos, Gon, patéalo, golpéalo! —animó Ume, a pesar de no estar con él—. ¡No pierdas!

Después pareció que estaban casi a la par, pero el árbitro parecía estarle concediendo más puntos a Hisoka que a Gon, y eso hizo sudar a Killua.

La pelea estaba casi decidida cuando alguien tocó a la puerta de Gon.

Ume ignoró eso y se siguió concentrando en el combate, pero volvieron a tocar, así que dio un suspiro y se paró para abrir.

La pelea ya había terminado cuando ella abrió la puerta. El ganador había sido Hisoka.

—¿Sí? —Se asomó a la puerta.

Killua se dirigió rápidamente a Hisoka una vez que este se había alejado de Gon.

—¡Hisoka! —lo llamó.

El nombrado se dio la vuelta con su habitual sonrisa en el rostro.

—¿Sí?

—Sólo quiero decir que no permitiré que tú o Illumi lastimen a Gon o a Ume. Pueden intentar cazarnos todo lo que quieran, pero cuando termines de decirle esto a Illumi, nosotros ya habremos desaparecido.

Los ojos de Hisoka se achicaron y miró con burla al chico.

—Pero Illumi ya está aquí —soltó.

—¿Qué?

Ume abrió la puerta mientras preguntaba quién era, pero al terminar de abrirla, se encontró con una desagradable sorpresa.

—Tú... —Miró furiosa y aterrada a la persona delante de ella.

—¡Ese no era el trato! —exclamó enojado.

—Lo dije antes, ¿no? Soy un mentiroso y un caprichoso.

—Así que Hisoka decía la verdad —dijo el hombre con total calma.

Ume no perdió tiempo y cerró la puerta, luego corrió hacia un teléfono de la habitación, pero cuando estuvo frente a él, decidió que no tendría una mejor oportunidad para matarlo que ahora. Ya después se encargaría del otro.

En la habitación tenía dos armas más que las que traía consigo, esas eran una espada y una pistola. Agarró la espada y con su poder hizo flotar la pistola, casi haciendo parecer que había otra persona sosteniéndola.

Para cuando había terminado de armarse, Illumi entró a la fuerza y se dirigió a ella.

—No me gusta dejar cabos sueltos, así que tendré que matarte aquí. —Sacó unas agujas de su bolsillo.

—No te será tan fácil.

Aunque Ume podía sonar confiada, en realidad no lo estaba. Ella sabía lo poderoso que él era, pues acabó con sus padres, con su tía y, probablemente, con su tío. Aunque ella había sido entrenada desde pequeña, estaba consciente que no era lo mismo que el entrenamiento que recibía un asesino. Aún así, quiso enfrentarlo en vez de escapar. No volvería a hacerlo nunca más.

Illumi lanzó sus agujas en dirección al rostro de la chica, pero ella pudo esquivarlas con facilidad. Sin embargo, luego de haberlas lanzado, corrió hacia ella y eso la tomó desprevenida.

Soltó un quejido cuando la golpeó en el estómago y luego en las piernas. Se puso sobre su espalda, apuntando las agujas a su cabeza, pero por suerte Ume no era tan débil. Disparó la pistola que había estado preparando para ese momento. Con su mismo nen, recogió las agujas que él había lanzado y las empuñó como si fuera un doble.

Illumi se vio obligado a apartarse de ella para evitar ser herido por las balas y sus agujas. No era difícil evitarlas, pero lo mantenían alejado de su objetivo.

Ume no perdió tiempo y se levantó con la espada en mano para atacarlo también.

Ahora la situación se había vuelto molesta para él. Tenía que defenderse de tres armas, y ella las controlaba con mucha precisión, pero para su mala suerte, las balas de la pistola no eran infinitas. Illumi aprovechó cuando una de las armas se volvió inservible y tomó sus agujas en el aire. Ahora ella estaba en desventaja, pero no por eso dejó de atacar.

Sin importar cuanto tratara de atacarlo, él siempre lo esquivaba y la golpeaba para luego lanzar agujas que con dificultad ella esquivaba.

Su respiración comenzaba a acelerarse y sus movimientos se volvían más lentos. Se estaba cansando muy rápido.

Parecía que era su final, pero alguien entró a la habitación y empujó a Illumi lejos de ella.

—¡Gon! —exclamó sorprendida.

—¡Ume! —la llamó Killua y se acercó a ella para revisar si no tenía heridas, pero por suerte sólo tenía unas pocas.

Una vez que Gon alejó a Illumi, también se acercó a ella para comprobar que estuviera bien.

—¿Por qué están...?

—¿Ah, en serio lo preguntas? Es porque estabas en problemas —respondió Killua.

—Tranquila, Ume, no dejaremos que te haga daño —dijo Gon para luego voltear a ver a Illumi—. ¡Ahora lucharás contra mí, Illumi!

Illumi soltó un suspiro y se limpió el polvo de la ropa.

—Esto es problemático. Se supone que sólo debía matarla a ella, pero si te entrometes, tendré que matarte también y eso no le gustará a Hisoka. Aah~ que problema. Y luego estás tú, Kill. —Volteó a verlo.

Ella no se había dado cuenta antes, pero al verlo mejor, se dio cuenta de que Killua estaba sudando.

—¿Kill? —preguntó confusa por el apodo.

Ella ya sabía que todos conocían a los asesinos Zoldyck, pero no esperaba que ellos fueran más cercanos a ellos al punto de que uno lo llame por un apodo.

—Killua... ¿conoces a esta persona?

Antes de que Killua pudiera responder, Illumi se adelantó y contestó.

—Claro que me conoce. Él es mi hermano menor.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora