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—¡Killua, Gon, estoy tan feliz de verlos! —Los abrazó una vez que estuvieron lo suficientemente lejos de esos tres.

—¡Ume, siento mucho haber dejado que te llevaran! —dijo Gon—. ¡Seguro estuviste muy asustada!

—¿Te hicieron algo? ¿Te torturaron? —preguntó Killua.

—No, estoy bien. Su intención no era hacerme daño... en ese momento. Pero debo dejar de pensar en eso y buscar a mi tío, ellos planean tenderle una trampa.

—Enoch Ikeda... También lo estuvimos buscando desde que nos enteramos que seguía con vida, pero es muy difícil hallarlo —dijo Kurapika.

—Mi tío solía trabajar con el gobierno como espía, nunca les reveló su identidad así que no podían perseguirlo, y ese trabajo le dejó conocimientos muy útiles, uno de esos es el poder mezclarse entre las personas para no ser descubierto.

—Un espía... En ese caso nos tomará algo de tiempo encontrarlo. —Suspiró Kurapika.

—Tal vez no tanto —habló Ume—. Los Zoldyck querían usarme como carnada para atraerlo, incluso si me voy, ellos pueden fingir que aún me tienen de rehén y él irá directo a la trampa.

—Eso significa que debemos darnos prisa y encontrarlo antes de que se contacte con los Zoldyck.

●☆●☆●☆●☆●

—Bien, parecen estar bastante lejos ahora. ¿Quieres perseguirlos? —preguntó Hisoka.

—No es necesario, aún tenemos tiempo. Antes de eso contactaré a mi padre —respondió Illumi.

—Que al final decidieras unirte a nosotros fue algo inesperado —dijo Hisoka refiriéndose a Chrollo, que estaba apoyado contra un árbol y con los ojos cerrados.

—Simplemente los ayudaré porque también voy tras la chica y su amigo, pero una vez que los encontremos volveré a ser su enemigo y me la llevaré.

—Ah~ que decisión tan difícil tengo aquí. ¿Debería ayudar a mi querido amigo o a mi adorado líder?

Todos estaban calmados por el momento; Illumi hablaba con su padre alejado de ellos, Hisoka sonreía y divagaba, y Chrollo estaba sentado.

El resto de miembros del Gen'ei Ryodan habían abandonado el lugar por orden de Chrollo, ya que Illumi no quería trabajar con más personas de las necesarias.

Al terminar la llamada, Illumi suspiró y se dirigió a Hisoka.

—Ya se reunieron y firmaron el trato, ya sólo falta capturar la pieza central.

—¿De qué trato hablas? —preguntó Chrollo.

—Lo explicaré en el camino. Ahora debemos buscar un auto. Ah, y Chrollo, necesitamos un favor tuyo.

Oyeron el ruido de un motor a lo lejos y los tres se pararon en medio de la carretera, en espera de aquel vehículo.

●☆●☆●☆●☆●

—Enoch Ikeda es muy famoso entre los cazadores. Los Ikeda han atrapado a cientos de criminales desde hace unas décadas y aceptan cualquier trabajo que sea legal —dijo Killua, leyendo desde una laptop—. Con el reciente incidente, muchos lo han estado buscando, pero nadie lo ha visto.

—Creímos que iría a la montaña Kukuroo a buscar a la familia de Killua, pero le preguntó a uno de los mayordomos y dijo que no fue nadie nuevo, y además, su padre y madre fueron los que salieron y no han vuelto a casa desde que te llevaron —habló Kurapika.

—¿Se están escondiendo o salieron a buscarlo? —preguntó Ume—. Esto me está volviendo loca.

Kurapika la vio por el espejo retrovisor y le tomó la mano.

—Lo encontraremos, Ume —le susurró.

Ume sonrió y apretó su mano, dejando salir un suspiro.

Mientras Killua y Ume buscaban información, Kurapika conducía y Gon miraba hacia atrás, alerta de cualquier auto o persona sospechosa.

De repente, Killua recibió una llamada, era su hermano Illumi.

—Chicos —llamó a los demás, que al instante voltearon a verlo y después al teléfono.

—Contesta y pon el altavoz —dijo Kurapika.

Killua hizo lo que le dijo y enseguida todos guardaron absoluto silencio.

—¿Qué quieres? —preguntó con brusquedad.

—Hola, Kill —saludó con tono alegre.

—¿Por qué llamaste?

—Ya sabes porqué. Te llevaste a la rehén y debes devolverla. ¿Te importaría parar el carro para que pueda ir por ella?

—Ya sabes la respuesta a eso.

—Tenía la esperanza de que la dejaras sin pelear. Me imagino que todos me están escuchando ahora, ¿no?

Al instante Ume y Gon se tensaron, pero Kurapika siguió impasible y atento.

—¿Eso importa?

—No realmente, es mejor así. Entonces ella puede escuchar lo que diré.

Killua miró a Ume y esta habló.

—¿Qué tengo que escuchar?

—Tenemos a tu tío.

Con esas simples palabras, todos se impactaron, incluyendo a Kurapika.

—Eso no es cierto. Sólo lo dices para no tener que tomarte la molestia de perseguirme.

—Es tu decisión creerme o no. Incluso si te entregas por ti misma o tomas la decisión de no hacerlo, te terminaré atrapando. Es lo mismo para mí.

—¿Entonces por qué me dices eso?

—Para que no sigan perdiendo el tiempo buscándolo.

—Independientemente de si lo tienen o no, si se atreven a dañarlo...

—No podrás hacer nada al respecto. No pudiste proteger a tus padres ni a tu tía, no lo salvarás.

Ume apretó los puños y aguantó las ganas de llorar por el coraje de oírlo hablar de su debilidad para proteger a los que ama.

Mientras Ume seguía hablando con Illumi, Gon volvió a ver detrás del auto, y entrecerró los ojos al ver un auto rojo a lo lejos.

—Si llamaste sólo para decir eso, entonces perdiste tu tiempo. No pienso dejar que me atrapen de nuevo y tampoco pienso dejar que le hagan daño a mi tío.

—No perdí el tiempo, más bien diría que es al revés.

Ume frunció el ceño ante esa respuesta, y luego Gon gritó.

—¡Están detrás de nosotros!

Enseguida una carta atravesó el parabrisas trasero y se incrustó en el asiento donde estaba Kurapika, rozando por poco a Killua y Ume, sin perforar demasiado.

Se escuchó a Hisoka reír en la llamada.

—Ese sólo fue de advertencia —habló.

—¡Maldición, nos alcanzaron demasiado rápido! —gritó Killua y Kurapika pisó el acelerador lo más que pudo.

—¡No podemos ir más rápido! Tendremos que pelear —dijo Kurapika al mismo tiempo que sus ojos se volvían carmín.

—¡No tenemos oportunidad contra esos dos! —exclamó Killua.

—Ehm... Me pareció ver a Chrollo también —mencionó Gon.

—Ese maldito —gruñó Kurapika.

«Nos hubiéramos librado de él si no me hubiesen atrapado», pensó Ume, sintiendo mucha frustración consigo misma.

—¡No lo lograremos, sólo podemos huir y esperar encontrarnos con otros cazadores! —propuso Killua.

—¡No tenemos tiempo, se acercan muy rápido!

—¡Maldición, maldición, maldición!

—Nos reuniremos en un momento, Kill, por ahora debo colgar.

Los 4 pasajeros dentro del auto discutían, gritaban y trataban de hallar una solución, pero el tiempo se les acababa y el auto rojo se acercaba más y más a ellos.

𝐁𝐚𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞 |Yᥲᥒdᥱrᥱ Hιsokᥲ, Yᥲᥒdᥱrᥱ Iᥣᥣᥙmι, Yᥲᥒdᥱrᥱ Chroᥣᥣo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora